Un año más de vida ha cumplido Rosa María Márquez de Torres Landa, quien en el festejo de su cumpleaños 75 recibió gratas sorpresas que la colmaron de alegría.
Su esposo Juan José Torres Landa García, se esmeró en cada detalle de la celebración de 12 ininterrumpidas que transcurrieron en las instalaciones del Hotel Misión Juriquilla en el estado de Querétaro, ciudad en la que reside la pareja.
“Esta fiesta es a manera de halago para una mujer que lo merece porque la vida no le ha sido fácil, para una mujer emprendedora que ha luchado por salir adelante. Le deseo que siga siendo la misma señora, que no cambie y que sea la pareja que el destino quería para mí”, dijo su esposo
El festejo inició a las 2 de la tarde con una ceremonia religiosa en la capilla del hotel, oficiada por el sacerdote Juan Rosales de Jesús, quien dio una bendición especial a la cumpleañera, a su esposo y a sus hijos Rosa Luz, Ernesto, María de Lourdes, Mauricio, Cecilia y Gabriela Álvarez Márquez.
Continuaron con un coctel de bienvenida para los 150 invitados procedentes de la Ciudad de México, San Luis Potosí, Querétaro, San Luis de la Paz y León.
“Estoy emocionada por el festejo que mi esposo organizó y en el que están reunidos todos mis familiares y amigos de diferentes partes del País que vinieron especialmente a felicitarme”, dijo la festejada.
Durante la recepción se les ofreció margaritas de sabores, bocadillos como empanaditas de mole, taco de camarón y queso, volován de requesón, burritos de chilorio y chalupita de cochinita pibil, mientras que estuvieron amenizados por el grupo “Los músico locos”.
La siguiente sorpresa de la festejada consistió en una comida en el patio central del hotel, ahí se sirvió a los presentes un menú integrado de ensalada de hojas mexicanas con queso de cabra, crema de elote tatemado con tropiezo de queso, filete de res rostizado en penca de maguey a los tres chiles y barra de dulces típicos mexicanos.
Más tarde, en el palenque del lugar, los presentes disfrutaron de pelea de gallos, jugaron bingo y obtuvieron un bonito regalo en la rifa, y no faltó la variedad musical a cargo de Carlos Cuevas, artista favorito de Rosa María.
Para cerrar con broche de oro el evento,  el kiosko del jardín se iluminó con pirotecnia fría y se ofreció taquiza mexicana a los invitados, quienes durante un par de horas bailaron al ritmo de banda.

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