Desde el momento en que nos levantamos, los químicos son compañeros inseparables de nuestra cotidianeidad.
Si bien ayudan a mejorar la calidad de vida, en ocasiones pueden convertirse en enemigos.
Es imposible apartarnos de ellos, ya que se encuentran en todas partes: desde que nos lavamos el cabello o nos aplicamos un desodorante. Pero hay que aprender a usarlos o a evitarlos, según nos convenga.
“Cada vez son más productos químicos los que consumimos y las reacciones alérgicas más frecuentes, porque hay más personas identificadas como hipersensibles a estas sustancias”, subraya Sandra González alergóloga.
Añade que quienes son muy sensibles a la interacción con ciertos productos químicos, pueden desarrollar dermatitis de contacto, hipersensibilidad alérgica y, en casos extremos, urticaria y angioedema.
“En los alimentos, por ejemplo, hay saborizantes artificiales como metilparabenos, tartrazinas, sulfitos y colorantes como el yellow 5 y red que en este grupo de personas, o quienes tienen antecedentes hereditarios alérgicos, pueden desencadenar hasta rinitis o asma bronquial”.
Gabriela Galindo Rodríguez, especialista en alergia e inmunología clínica, explica que el aparato inmunológico del ser humano está especializado en reconocer sustancias ajenas al organismo, y en cuanto las detecta inmediatamente va a contraatacar.
“Las sustancias químicas pueden encontrarse en cremas, alimentos, champús, tintes, medicamentos inclusive, cosméticos, plásticos, alhajas que contienen solventes, y todo eso, ya sea por inhalación o contacto, va a producir una respuesta”.
Las reacciones pueden ser una dermatitis por contacto alérgica, en donde ya está bien identificado el mecanismo alérgico, o una dermatitis por contacto irritativa, por el efecto irritante del agente químico al cual el paciente se expone.
“Éstas dos son las más frecuentes. Afortunadamente son reacciones localizadas, en donde yo me pongo la pulsera es donde me da, donde me puse la crema, la sombra, y los efectos son: comezón, descamación, enrojecimiento, formación de fisuras o grietas en la piel e inclusive formación de vesículas”.
“Menos del 10 % de las personas va a sufrir respuestas generalizadas, sistémicas, y puede ser exagerado, sería más exacto decir que eso sucede entre el 3 y 6 % de los casos”, menciona Galindo.
Para hacer el diagnóstico -si es que el paciente no identifica qué producto causó la reacción-, los alergólogos realizan una prueba de parche, que consiste en colocar la sustancia sospechosa en un contenedor de aluminio y verter una mínima cantidad en la piel del paciente por 48 horas.
“Para disminuir la inflamación, que es la respuesta básica de este proceso de contacto, se aplica un esteroide tópico, es decir, local, y a largo plazo funciona también un tratamiento, pero lo ideal es evitar a como dé lugar la sustancia o el producto nocivo”.
González Díaz, por su parte, agrega que si la persona es sensible a los óxidos, aluminios o hidróxidos de los tintes, puede sufrir las consecuencias en el cuero cabelludo, al igual que con el uso de cremas, alrededor de los ojos o la boca.
Otra fuente de alergias podrían ser algunos tratamientos corporales de los spa con algas marinas, chocolate y té verde.
“Es muy frecuente que en las casas se rocíen desodorizantes con aromas de larga duración, y al exponerse en casa tanto tiempo se puede sufrir alergia nasal, bronquial, en la piel o gastrointestinal”.
La presidenta de la Sociedad Latinoamericana de Alergias advierte que los colorantes de los alimentos podrían provocar estos mismos síntomas.
“Hay que tener cuidado en no llevar a la mesa alimentos muy procesados, y leer las etiquetas de las sustancias que contienen éstos y otros productos, como aromatizantes, detergentes, cremas, tintes”.
La especialista también sugiere mantener las habitaciones bien ventiladas, limpiar las paredes con vinagre y cloro para eliminar hongos y utilizar productos sin alergenos.
Galindo Rodríguez dice que dos problemas importantes que observa en su consultorio y que ocasionan dermatitis por contacto, son el uso de piercings o anillos en exceso, por el níquel que contienen, y el uso de tintes y tatuajes.
“Hay, además, algunas enzimas contenidas en los detergentes, algunos colorantes y conservadores que pueden ser parabenos, muy nocivos en quienes manifiestan hipersensibilidad, así como los formaldehídos, que son solventes utilizados en algunos esmaltes y cremas, y el glutamato monosódico, un saborizante que se utiliza mucho en la comida oriental”.
“Aunque lo más determinante es la genética, si el individuo es de naturaleza alérgica va a ser más fácil que las desarrolle”.
Sin embargo, hay acciones que se pueden tomar para disminuir el consumo de químicos, ya que algunos contienen hasta 25 o más elementos que bien podrían afectar al organismo.
“Entre más simple sea un compuesto menos oportunidades hay de que sea irritativo, así que en los jabones, champús, cremas y productos de limpieza, hay que privilegiar los que no tengan fragancia, colorantes, ni tantos elementos”, señala Galindo Rodríguez.
En cuanto a los alimentos, es mejor consumirlos lo más naturales posibles, e incluso sembrar un huerto familiar.
“Y si hay sospecha de reacciones alérgicas, acudir con el especialista, para que haga el diagnóstico diferencial, si es una dermatitis por contacto alérgica o irritativa, una infección por hongos o algún otro proceso que esté ocurriendo”.
La clave está en consumir menos productos con químicos y racionalizar sus consumos.
Toma nota
Para salir bien librados en la convivencia con los químicos, hay que:
-Consumir la menor cantidad de alimentos con conservadores, colorantes artificiales o muy procesados.
-Leer las etiquetas de productos como aromatizantes, cremas, tintes, detergentes, alimentos, geles y champús, entre otros, para saber qué sustancias químicas contienen.
-Limpiar las paredes con vinagre y cloro para eliminar los hongos en lugar de aplicar aromatizantes.
-Utilizar productos libres de alergenos.
-Evitar el uso de piercings o anillos de níquel, porque este metal puede ocasionar dermatitis por contacto.
-Tener cuidado con los detergentes que contienen parabenos, o los solventes y formaldehídos que se utilizan en algunos esmaltes y cremas, muy nocivos en quienes manifiestan hipersensibilidad.
-Usar champús, cremas, jabones y productos para el cabello con las fórmulas más sencillas, es decir, que no tengan fragancia, colorantes, ni tantos elementos químicos.
-Acudir con el alergólogo certificado en cuanto haya sospecha de reacciones alérgicas.
Algunas sustancias de alimentos procesados, esmaltes y detergentes pueden provocar reacciones alérgicas en personas sensibles.