Uriangato, Guanajuato.- Su pasión por la lectura y un taller de creación literaria animaron al químico farmacobiólogo y licenciado en mercadotecnia, Luis Miguel López Díaz, a materializar uno de sus más grandes pasatiempos: convertirse en un escritor de cuentos infantiles y de terror con varias apariciones en ejemplares literarios de talla nacional e internacional.
El uriangatense lleva dos años redactando sus obras, gracias al taller literario al que sigue acudiendo, pues esto le ha dado las herramientas para poder aterrizar sus ideas al papel. Ha ganado varias convocatorias de editoriales como Komala y Alas de cuervo.
Tiene dos cuentos de terror publicados a nivel internacional por una convocatoria en América Latina, el más reciente lo envió entre más de 450 participantes, siendo seleccionado en el recopilatorio de los 30 mejores.
Asimismo, cuenta con dos obras publicadas más en libros de cuentos infantiles de manera local y nacional, lo cual le ha generado más ganas de seguir redactando.
“Todo empezó por el interés por la lectura desde niño, siempre me ha gustado leer, una de las inquietudes que tenía es que era un escritor frustrado y desde que tomé el taller pude superar la frustración”, comentó Luis Miguel López.
“A mí los dos géneros que más me gustan son el cuento y la novela, lo que más me llama la atención es el cuento latinoamericano, de ahí me voy por la línea del cuento infantil y del terror, pero uno que está clasificado como cruel, más de lo cotidiano, no el clásico”, agregó.
Las convocatorias en las que ha participado las ve en redes sociales de las editoriales a las que sigue, y también destaca que cuenta con diversos cuentos que han sido publicados en páginas web.
“No tenía idea de cómo comenzar a hacer un cuento, gracias al taller pude y mi ancla en un inicio fueron las historias que nos contaban de pequeños, mi primer cuento fue sobre una historia de mi abuela, ‘La mona ampona’, sobre lo que nos contaban” expresó Luis.
Actualmente la inspiración la toma de sucesos que ve en los momentos que va manejando, se le ocurre la trama de sus historias cuando ve un suceso fuera de lo normal y toma apuntes para comenzar a redactar.
“No tengo una disciplina para ponerme a escribir por el tiempo de mi trabajo, a veces lo que más tengo es una hora para hacer unos párrafos, pero traigo una libreta donde voy anotando cosas de las historias, escribo en cada descanso que tengo entre el hospital y el laboratorio”, concluyó Luis Miguel López Díaz, quien hace unos días recibió el recopilatorio impreso donde se incluye su último cuento.
CA