Un embrión porcino de 28 días, con un esbozo de riñón humano. Foto cedida por GIBH

Por Manuel Ansede de El País en exclusiva para AM Guanajuato

La imagen es histórica. Un equipo de científicos chinos y el médico español Miguel Ángel Esteban han logrado por primera vez generar un esbozo de órgano humano en otro animal. El experimento, realizado con riñones humanizados en embriones de cerdo, supone un salto hacia el todavía lejano sueño de utilizar otros mamíferos como fuente inagotable de órganos para trasplantes. Estos organismos híbridos —denominados quimeras por el monstruo mitológico con cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón— suscitan todavía unos monumentales dilemas éticos.

Esteban, nacido hace 53 años en la localidad valenciana de Castellón de la Plana, se mudó a China en 2008. Allí, en el Instituto de Biomedicina y Salud de Guangzhou, el español y sus colegas chinos han reprogramado células humanas adultas hasta recuperar su capacidad de formar cualquier órgano o tejido del cuerpo. El equipo ha introducido esas células humanas pluripotentes en embriones de cerdo de pocos días, modificados genéticamente antes para que no desarrollen riñones porcinos. Las células humanas han ocupado ese nicho vacío y han generado un riñón rudimentario, una fase intermedia del sistema renal llamada mesonefros. Estos embriones de cerdo-humano fueron gestados en cerdas hasta los 28 días, aproximadamente una cuarta parte del tiempo de preñez de la especie. La mitad de las células de sus riñones son humanas.

El trabajo, liderado por el científico chino Liangxue Lai, prosigue el camino iniciado por el equipo del investigador español Juan Carlos Izpisua, que en 2017 anunció la creación de embriones de cerdo-humano que apenas tenían una célula humana por cada 100.000 porcinas. Aquellos experimentos pioneros se realizaron en la Universidad de Murcia y en dos granjas murcianas, tras un intenso debate de una comisión de expertos adscrita al Instituto de Salud Carlos III, que autorizó los ensayos pese a “los riesgos biológicos inherentes a la generación de quimeras cerdo/humano”. El comité puso como condición que ningún animal con células humanas pudiera reproducirse.

Izpisua aplaude el nuevo trabajo, en el que no ha participado. “Da un paso más allá y demuestra que las células se pueden organizar en el espacio y dar lugar a estructuras tisulares organizadas”, opina el investigador, director del Instituto de Ciencia de San Diego de los laboratorios Altos, una nueva multinacional estadounidense que busca alargar la vida del ser humano con salud. “Todavía no se ha logrado desarrollar órganos humanizados maduros en cerdos, pero este estudio nos acerca un paso más”, reflexiona Izpisua. “Es un gran paso adelante”. En el mundo se trasplantan unos 150.000 órganos cada año, pero solo en Estados Unidos hay una lista de espera de 100.000 personas y 17 de ellas mueren cada día, según los datos oficiales.

El médico español Miguel Ángel Esteban (derecha) y su colega chino Liangxue Lai, en el Instituto de Biomedicina y Salud de Guangzhou./Foto: GIBH

El equipo de Miguel Ángel Esteban y Liangxue Lai trabaja ahora con el objetivo de lograr riñones maduros, intentando sortear los obstáculos técnicos y éticos. Una de las líneas rojas es evitar que las células humanas escapen del riñón y se integren en el cerebro del cerdo o en sus gónadas, ya sean testículos u ovarios. “La cuestión es si es éticamente correcto dejar que nazcan cerdos con riñones humanizados maduros. Todo dependerá del grado de contribución [de las células humanas] en otros tejidos del cerdo”, opina Esteban. Su estudio, publicado este jueves en la revista especializada Cell Stem Cell, muestra que “muy pocas” células humanas se dispersaron por el cerebro y la médula espinal de los embriones porcinos. “Para eliminar cualquier tipo de problema ético, estamos modificando más las células humanas, de manera que no puedan, de ningún modo, ir al sistema nervioso central del cerdo”, afirma el médico español.

Un equipo de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, ya logró en 2020 generar endotelio humano —la capa interior de los vasos sanguíneos— en embriones de cerdo. Un año después, el mismo grupo, encabezado por Mary Garry y Daniel Garry, creó embriones porcinos de 27 días con músculos humanizados. El nefrólogo Rafael Matesanz, fundador y exdirector de la Organización Nacional de Trasplantes, subraya que esta es la primera vez que se crea un órgano humano dentro de otro animal. “Es un paso conceptualmente muy importante y muy significativo, pero no es la antesala de producir riñones ni mucho menos”, advierte el nefrólogo.

Matesanz fue uno de los miembros del comité que autorizó los experimentos de Izpisua en Murcia. A su juicio, es “dudoso” que se aprobase en España un ensayo como el realizado ahora en Guangzhou, por la posibilidad de que algunas células humanas colonicen el cerebro del embrión de cerdo, como efectivamente ha ocurrido. “El gran riesgo es que las células se te vayan al sistema nervioso central y te produzcan un cerdo-hombre. O que se vayan al sistema reproductor y lo mismo”, alerta. “Hay una clara derivación de todos estos experimentos hacia China, que tiene una legislación mucho más laxa que la española o la estadounidense”, opina Matesanz.

Un embrión porcino de 28 días, con un esbozo de riñón humano. Foto cedida por GIBH./Foto: GIBH

El fundador de la exitosa Organización Nacional de Trasplantes cree que “una vía bastante más prometedora” que esta es la producción de cerdos modificados genéticamente para que sus órganos porcinos no provoquen rechazo en los humanos. El 25 de septiembre de 2021, un equipo de cirujanos de la Universidad de Nueva York trasplantó con éxito un riñón de cerdo a una mujer en muerte cerebral. El 7 de enero de 2022, el estadounidense David Bennett se convirtió en la primera persona con un corazón de cerdo latiendo en su pecho, tras una operación en el Centro Médico de la Universidad de Maryland. Bennett murió dos meses después por un fallo cardiaco, sin síntomas aparentes de rechazo del órgano, aunque el corazón estaba infectado por un virus porcino.

El químico español Marc Güell es uno de los fundadores de eGenesis, una de las empresas estadounidenses que modifica el ADN de cerdos para generar órganos porcinos para trasplantes a personas. Güell también aplaude los nuevos resultados. “Puede ayudar a entender mejor dónde están los límites actuales del quimerismo entre especies. ¿Qué más va a ser necesario?”, se pregunta el químico, de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona.

El nefrólogo Josep Maria Campistol, director general del Hospital Clínic de Barcelona, también incide en todas las puertas que abren los embriones de cerdo-humano. “Podrían ser una fuente inagotable de órganos, con la posibilidad, además, de generar órganos humanos específicos, personalizados, para determinados pacientes”, señala. Sería una vía para conseguir un recambio con las células de una persona concreta. Campistol también confía en la medicina regenerativa. “Estoy convencido de que, en un futuro próximo, vamos a ser capaces de regenerar los riñones, los hígados o los corazones que estén enfermos crónicamente, para restablecer total o parcialmente su función y evitar el trasplante”, sostiene el director general del Clínic.

Campistol fue uno de los coautores de la investigación de Izpisua de 2017, que demostró que las células humanas se podían asentar en un embrión de cerdo. “Otro elemento muy importante, en el que estamos trabajando nosotros, es que estos modelos de cerdo te permiten ensayar distintas estrategias terapéuticas para probar su utilidad antes de saltar al paciente humano”, señala el nefrólogo. “Queda mucho trecho, evidentemente, pero abre unas expectativas realmente increíbles”.

HLL

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