VAYA COINCIDENCIA: esta semana en Nicaragua, el dictador Daniel Ortega decidió despojar de su casa a la escritora Gioconda Belli. El sandinista considera que cualquier opositor a su gobierno es un traidor a la patria al que le puede quitar su patrimonio y hasta su nacionalidad.

Y EN México, un asesor de Claudia Sheinbaum al parecer se inspiró en el autócrata nicaragüense y exigió demoler la casa particular ¡de Xóchitl Gálvez! Se trata del morenista Víctor Hugo Romo, quien fue su sucesor en la alcaldía Miguel Hidalgo, donde por tres años (2018 a 2021) tuvo acceso a todos los archivos de licencias y permisos que se emitieron en el trienio de Xóchitl.

DURANTE su propia gestión, Romo no pudo encontrar nada para acusar a su antecesora. Pero nada más empezó el ruido de la carrera presidencial y ahora salió con la barbaridad de exigir la demolición de la casa de la aspirante presidencial. La estridente acusación se ha desinflado, pues empezaron a circular documentos que demuestran que tanto el proyecto como la obra cumplen con el reglamento de construcción y la normatividad de desarrollo urbano.

AHORA la pregunta importante es si Víctor Hugo Romo se fue solito como “El Borras” en un afán de ser rey por un día en las redes sociales de la 4T… o si Claudia Sheinbaum sabía de los sueños sandinistas de su colaborador.

 

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MÁS GRIS que un día nublado y con contingencia atmosférica resultó el esperadísimo gabinete de Delfina Gómez en el Estado de México. De entrada, lo primero que llama la atención es que a Horacio Duarte le dieron poder… pero no todo el que esperaba.

SI BIEN será el secretario de Gobierno, le pusieron a Higinio Martínez como jefe de gabinete, cargo que no existía. Además, fue nombrado en Movilidad un crítico constante de Duarte: Daniel Andrés Sibaja, claramente identificado como parte del equipo de Marcelo Ebrard.

QUIENES lo conocen dicen que lo que más podría dolerle a Horacio Duarte es que le quiten el control de los recursos, pues todavía no se sabe quién quedará a cargo de la Secretaría de Finanzas.

 

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LA NUEVA aerolínea militar que se llamará Mexicana todavía no tiene aviones. Tampoco cuenta con pilotos, copilotos ni sobrecargos, a menos que se pretenda habilitar a soldados para atender vuelos comerciales. Por supuesto dentro del gobierno federal ni siquiera hay idea de qué rutas podría cubrir esta línea aérea. ¿Cuál es el plan de negocios? Pos’ quién sabe. ¿Cuáles son sus objetivos para los próximos 5 años? Esos son detalles sin importancia. Ah, pero eso sí, ya dijo el secretario de Turismo, Miguel Torruco, que ya van a empezar a vender los boletos para volar… ¡en diciembre! Con esta planeación, “a la Mexicana”, ¿qué podría salir mal?

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