“El objetivo final de cualquier ideología es el totalitarismo”.
Tom Robbins
Una y otra vez el presidente López Obrador ha respaldado el derecho de los mexicanos a comprar con libertad vacunas contra el covid. Lo repitió este 18 de septiembre: “Siempre hemos sostenido que el que quiera comprar vacuna, lo puede hacer. O sea, nosotros no vamos a impedir que se use una medicina, una vacuna, de ninguna manera”. Solo hay un pequeño problema, su propio gobierno no lo permite.
Para importar vacunas y comercializarlas se requiere un registro sanitario de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que controla el subsecretario Hugo López-Gatell, la cual se ha negado a otorgar registros a vacunas avaladas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Al mismo tiempo, el secretario de salud, Jorge Alcocer, ha anunciado que el gobierno aplicará en la próxima temporada invernal solamente la vacuna cubana Abdala y la rusa Sputnik, que no tienen la aprobación de la OMS.
“Es muy diferente un expediente de autorización de uso de emergencia, como se tuvo en México y en todo el mundo durante la pandemia, a un expediente de comercialización de un producto farmacéutico –dijo López-Gatell el mismo 18 de septiembre–. Hay una serie de requisitos técnicos, no es papeleo, es técnico, que tienen que demostrar calidad, seguridad y eficacia en las condiciones que pudieran quererlo comercializar. Si esos expedientes se presentan ante la Comisión, se analizan y son satisfactorios, no tenemos ningún inconveniente de darles curso”.
No tienen inconveniente, pero la verdad es que no otorgan los registros. El propio López-Gatell señaló el 26 de noviembre de 2020 –sí, de 2020– que Pfizer ya había entregado “el expediente de solicitud de registro sanitario a la Cofepris”. AstraZeneca lo ha hecho también, pero hasta la fecha no se ha otorgado ningún registro. El gobierno del “prohibido prohibir” prohíbe por medio de interminables trámites burocráticos. Tampoco la Abdala o la Sputnik tienen registro sanitario, pero eso no impide que el gobierno las emplee en la campaña de vacunación oficial. La vacuna Patria, que está desarrollando Conahcyt, no estará lista o no se podrá producir en cantidades suficientes.
López-Gatell piensa que la gente no tiene por qué rechazar las vacunas cubana o rusa. “Identificamos que, por razones ideológicas, por razones de aversión ideológica, hay personas que quieren tener vacunas de ciertos países en particular. Me parece que Estados Unidos los tiene muy impresionados y quieren traer esas vacunas”. A mí me parece natural, por el contrario, que la gente prefiera vacunarse con biológicos avalados por la OMS, con registros científicos revisados por pares independientes, y rechace los que no han cumplido con estos protocolos. La insistencia de vacunar a los mexicanos con biológicos no avalados internacionalmente, mientras se niegan los registros sanitarios a las vacunas aprobadas por la OMS, eso sí es ideológico. Y, a propósito, hay 10 vacunas avaladas por la OMS, de las cuales tres son chinas: Sinopharm, Sinovac y Cansino.
López-Gatell es quien está tomando decisiones ideológicas. Este lunes afirmó: “Hay personas que están trivializando el tema de vacunas, como si estuvieran pensando en comprar un producto comercial, un auto o algún artículo de lujo. Estamos hablando de la salud de la población. Debe cuidarse con base en análisis científicos, no en mercadotecnia, no en ganas de vender y lucrar con los productos”. Sus propias palabras revelan un rechazo ideológico a la economía de mercado, como si el “lucro” fuera malo o como si las vacunas rusa y cubana no quisieran lucrar de otra manera con los mexicanos.
El fiscal
El general Luis Rodríguez Bucio, subsecretario de seguridad, arremetió ayer otra vez contra los jueces por otorgar amparos a Uriel Carmona, fiscal de Morelos. Omitió decir que todos los jueces han reconocido que este tiene fuero por su cargo. El fiscal está siendo objeto de una persecución política.
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