Tras detectar en una galaxia lejana una explosión de luminosidad similar a la del sol, los científicos barajan la posibilidad de que una estrella haya caído en un agujero negro.
Esta aparente estrella emitió en dos semanas tanta energía como el sol en toda su vida, por lo que atrajo inmediatamente la atención de la red ATLAS, conformada por cuatro telescopios robóticos colocados en Hawai, Chile y Sudáfrica.
La misión de estos telescopios es vigilar el cielo nocturno en busca de fenómenos como este; así como asteroides que se acercan a la tierra, cometas, supernovas, etcétera.
Cuando la red ATLAS detectó el brillo colosal de esta singular “estrella”, automáticamente fue alertada la Unión Astronómica Internacional, que comenzó a investigar el origen de la luminosidad.
Pronto se concluyó que dicho fenómeno tuvo lugar en una galaxia elíptica muy lejana, aproximadamente a unos dos mil millones de años luz de distancia, y fue bautizado como AT2022aedm.
El astrónomo Matt Nicholl, de la Universidad de Belfast, lideró al grupo de astrónomos y científicos que se dieron a la tarea de investigar de manera profunda.
Las conclusiones hasta el momento fueron que no es una supernova, según comparaciones con los tipos conocidos de estas explosiones de estrellas.
En caso de que se trate de espaguetización (proceso que sufre una estrella antes de ser devorada por un agujero negro), no fue un agujero negro supermasivo, sino un objeto de masa estelar quien ocasionó la explosión.
Sin embargo, no descartan que el fenómeno pudiera ser ocasionado por un agujero con una masa intermedia de entre 100 y unos miles de soles.
AT2022aedm representa un tipo de fenómeno nuevo o desconocido que le recuerda a la humanidad que el universo se encuentra lleno de misterios.