El arranque de la gira por la República Mexicana por parte de Marcelo Ebrard para demostrar que el suyo es un verdadero movimiento nacional, con simpatizantes dentro y fuera de Morena, es un inesperado problema para el Presidente López Obrador.

Pero no solo es una circunstancia molesta y peligrosa para AMLO sino para Morena y para Claudia Sheinbaum, la ungida con el Bastón de Mando.

En su artículo, muy interesante y sesudo, Oswaldo Villaseñor (que se puede encontrar en Ovelanalista.com), plantea las alternativas que, ante la rebelión de Marcelo, tienen el partido y el Presidente.

Sin embargo, yo planteo otros aspectos que OV no menciona, como el que las encuestas internas, para elegir al Coordinador de la Defensa de la 4T, se decantaron desde hace más años, cuando inició el tsunami de publicidad a favor de Claudia y que dejaron al país inundado con campaña.

Morena lo sabe, por las denuncias con evidencias presentadas, que el movimiento claudista se fundó en el uso de recursos materiales y humanos, de gobernadores, del presupuesto de la CDMX, de las secretarías y dependencias federales.

Villaseñor menciona un desvío de seis mil millones de pesos del Gobierno de la Ciudad de México y otras procedencias para esa campaña, en la que en un momento dado el propio López Obrador observó y advirtió que las “chapucerías” no se valen dentro de Morena.

En contraparte, el movimiento marcelista (me gusta más que `ebrarderista`) puede comprobar con facturas los gastos en publicidad, porque no provinieron del erario público sino de los apoyos de simpatizantes, dentro y fuera de Morena.

Marcelo no puede serenarse ni sus seguidores podemos, por ello el excanciller de México dijo que Andrés Manuel “haría lo mismo que yo”, como en realidad lo hizo cuando fue desaforado por el sistema y cuando estimó que le habían cometido fraude en procesos electorales en que participó.

Ahora no se puede pedir el recuento de encuestas, como cuando se exigió el “voto por voto, casilla por casilla”, porque las encuestas estaban cargadas de influencia publicitaria millonaria.

Lo de Marcelo y sus simpatizantes no es un “berrinche” como lo califica Claudia, es una verdadera rebelión con causa y es la de una real democracia interna y externa al partido.

A lo largo del país se irá viendo que el movimiento marcelita es el de un sentimiento de justicia y verdadera democracia, de mexicanos que estamos cansados de los vicios, que no son del pasado, sino que permanecen en el lado perverso de los seres humanos.

Rebeliones las hubo incluso dentro de la “dictadura perfecta”, que duró siete décadas y muchos personajes nos lo hacen ver, no solo fue Colosio, pero sí el más emblemático, por lo que sabemos.

Luego de los incidentes y accidentes ocurridos al darse los resultados de las encuestas internas, todos esperaban que el pronunciamiento y determinación de Marcelo era el de abandonar el partido, pero no fue así como esperaban propios y extraños.

Al permanecer en el partido y con simpatías fuera de él, la solución no puede venir de afuera, y es en el interior de donde habrá determinaciones, difíciles, incluso dolorosas, como son los partos.

La no aceptación de un premio de consolación como una senaduría o diputación federal, inclusive las coordinaciones de las bancadas, o hasta otra secretaría de Estado, son una muestra de dignidad y de no sometimiento en contra de lo que se rebela.

La Asociación Civil, El Camino de México, es un movimiento que rebasa a Morena, Marcelo y sus seguidores tenemos la vista puesta en la Presidencia de la República, y no puede haber “unidad a toda costa”, como lo pide Claudia, porque eso mismo les exigían a los rebeldes en el PRI.

Marcelo Ebrard no va a renunciar en su movimiento y movilización, si alguien tiene que hacerlo, que claudique Claudia, aunque suene cacofónico.

jmto231967@gmail.com

 

RAA

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