La vida. es un cuento narrado por un idiota, lleno de sonido y furia, que nada significa”.

William Shakespeare, Macbeth

 

No la presentó como la “nueva verdad histórica”. El subsecretario de derechos humanos, Alejandro Encinas, ofreció su tesis sobre lo acontecido en Iguala el 26 y 27 de septiembre en un texto titulado “Ayotzinapa: Narrativa de los hechos de acuerdo con la investigación realizada”. La versión trata de quedar bien con los jefes del Movimiento Ayotzinapa; no hay mención siquiera de los cuerpos quemados en el basurero de Cocula, solo especulaciones sobre su destino. Aun así, el abogado Vidulfo Rosales rechazó la “narrativa de hechos porque está incorporando elementos nuevos. más cercanos a la ‘verdad histórica’, incluso criminaliza a los estudiantes de la Normal; refiere que había una infiltración por parte de los estudiantes, reduce los hechos a un tema meramente local, de Guerreros Unidos”.

Para Rosales no puede haber conclusión que no se ciña a los dictados del Movimiento: el culpable fue el Estado y el ejército el brazo ejecutor. Encinas busca quedar bien desde el título, “Ayotzinapa”, aunque los hechos ocurrieron en Iguala y los municipios vecinos y afectaron no solo a los normalistas de Ayotzinapa sino a otros, como a los integrantes del equipo de futbol los Avispones.

En lugar de ofrecer una sola conclusión, que con la información disponible tendría que coincidir con la verdad histórica del encarcelado Jesús Murillo Karam y la recomendación 15 VG/2018 de la CNDH, Encinas aporta tres “posibles causales de la desaparición de los estudiantes”: (1) “Confusión de los Guerreros Unidos respecto a la presunta infiltración de ‘Los Rojos’ entre los estudiantes de Ayotzinapa”, (2) “La intención de dar un escarmiento a los estudiantes en un contexto de parte del alcalde José Luis Abarca y Guerreros Unidos, tras las protestas y destrozos al palacio municipal de Iguala, por la desaparición y asesinato de los dirigentes sociales Arturo Hernández Cardona, Ángel Román Ramírez y Félix Rafael Bandera”, y (3) “El trasiego de drogas y la eventual presencia de drogas, armas o dinero en alguno de los autobuses tomados”.

No parece, sin embargo, que haya habido confusión. Los líderes de Guerreros Unidos sabían que en el grupo de normalistas venían algunos identificados con Los Rojos, como Bernardo Flores Alcaraz, El Cochiloco, Manuel Vázquez Arellano, conocido como Omar García, hoy diputado por Morena, y David Flores Maldonado, La Parka.

El posible escarmiento por hechos cometidos un año antes fue investigado por la CNDH, que no encontró ningún sustento en la información disponible.

Los autobuses que usaron los normalistas en su traslado desde Tixtla, el 1531 y el 1568 de Estrella de Oro, habían estado secuestrados en Ayotzinapa varios días. Los estudiantes los movieron a distintos puntos a lo largo del 26 de septiembre. Es difícil pensar que lo hubieran hecho así si hubieran tenido una carga valiosa.

En lo que difiere de la verdad histórica, la narrativa de Encinas se sustenta fundamentalmente en declaraciones de “testigos de identidad reservada”. Los dos principales son “Juan”, el narco Gildardo López Astudillo, El Gil, y “Carla”, al parecer David Cruz Hernández, exfuncionario municipal de Iguala. Los dos son presuntos responsables de homicidios que dicen lo que los investigadores quieren escuchar.

Encinas ha tenido más de cuatro años para montar una hipótesis alternativa a la verdad histórica, pero sus tres posibles “causales” no son solo pobres, sino que contradicen mucha información comprobada. Qué bueno que el subsecretario haya tenido libertad para investigar, pero su gobierno ha encarcelado al exprocurador Murillo Karam por proponer una hipótesis mejor sustentada.

 

Zacatecas

 

Seis de siete jóvenes secuestrados en Zacatecas fueron hallados muertos ayer. Es una tragedia, incluso en un país con más de 32 mil homicidios en 2022, pero no se les prestará la atención de los normalistas de Ayotzinapa, porque no hay un movimiento político que presione a su favor. 

 

www.sergiosarmiento.com

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