León, Guanajuato.- En el País, ya sea por costos, falta de información o de regulación, la producción de biocombustibles no ha detonado.
Israel Hurtado, presidente de la Asociación Mexicana de Hidrógeno, Almacenamiento y Movilidad Sostenible, explicó que si bien hay esfuerzos particulares para aprovechar residuos orgánicos como fuente de energía, hace falta que la Comisión Federal de Electricidad se ponga al frente de la iniciativa.
Sería muy importante que, por ejemplo, CFE se pueda involucrar más en estos temas, aquí hay una gran área de oportunidad para la generación de electricidad, y por otro lado la sustitución de combustibles fósiles por biocombustibles”, apuntó.
Socializar el tema entre las empresas puede ser la clave para ir desplazando combustibles fósiles, sobre todo porque en términos de costos todavía resultan elevados frente a las alternativas convencionales, apuntó.
Un biocombustible se obtiene a partir de mezclas de productos orgánicos, como el bioetanol, que deriva de la caña de azúcar y de la remolacha o el biodiésel, que se obtiene de aceites vegetales y grasas animales.
Sin embargo, otra alternativa son los combustibles derivados de hidrógeno, que además dan pie a la producción de amoniaco verde o metanol, los cuales pueden emplearse en el campo.
SM