Járkiv, Ucrania.- Un ataque ruso con misiles mató a un niño de 10 años y a su abuela el viernes en la ciudad de Járkiv, en el noreste de Ucrania, según las autoridades. En otra parte de la región, los residentes se alistaban a enterrar a las víctimas un día después que el operativo más letal del Kremlin en los últimos meses cobró la vida de al menos 52 civiles.
Reporteros de The Associated Press vieron a las cuadrillas de emergencias recuperar el cadáver del menor de entre los escombros de un edificio luego del ataque registrado a primera hora de la mañana. El niño llevaba un pijama con un diseño de Spiderman.
El ataque también cobró la vida de la abuela del menor y dejó herido a un niño de 11 meses, detalló el ministro del Interior, Ihor Klymenko, en Telegram. El gobernador regional Oleh Syniehubov indicó que, en total, 30 personas sufrieron lesiones y que las operaciones de rescate continúan.
Las autoridades apuntaron que, de acuerdo con la información preliminar, las fuerzas del Kremlin habían utilizado dos misiles Iskander en el ataque, los mismos que dispararon en la víspera sobre la localidad de Hroza que dejó 52 muertos.
En Hroza, los trabajadores de un cementerio local derribaron árboles y podaron el césped el viernes para preparar las tumbas para las víctimas. Serán enterradas a poca distancia del soldado ucraniano Andrii Kozyr, a cuyo velorio asistían al momento del ataque.
Muchos de los 3.000 habitantes de la aldea perdieron a familiares o amigos en el ataque. Se reunieron en el centro de la localidad, el cual se encontraba desierto en gran parte salvo por las personas que recogían ayuda humanitaria, incluyendo material para reparar sus viviendas.
En una plazuela ubicada cerca de la cafetería que destruyó el misil, las personas colocaron velas y flores en honor a las víctimas.
En la ciudad de Járkiv, uno de los misiles dejó un cráter en la calle en que se impactó mientras que otro alcanzó un edificio de tres plantas y provocó un incendio, dijo Syniehubov.
La calle quedó llena de escombros y las estructuras colindantes estaban ennegrecidas por la explosión, la cual rompió ventanas y dañó autos estacionados.
Yevhen Shevchenko, que vive en un edificio de nueve plantas próximo, contó que en el momento del ataque estaba en la cama.
“Hubo una onda expansiva, una explosión potente. Hizo estallar las ventanas y lanzó las puertas del departamento por los aires”, afirmó.
En la víspera, un misil balístico Iskander ruso redujo a escombros un café y tienda en Hroza, una aldea del este de Ucrania, y cobró la vida de al menos 51 civiles, según funcionarios ucranianos.
Alrededor de 60 personas, entre las que había menores, asistían a un velorio en el establecimiento cuando se produjo el ataque, añadieron.
El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, negó el viernes que Rusia fuese responsable por el ataque en Hroza e insistió, como ha hecho Moscú en el pasado, que su ejército no ataca instalaciones civiles.
Las víctimas de Hroza representan la mayoría de los 54 civiles muertos en todo el país en las últimas 24 horas, reportó la oficina presidencial ucraniana el viernes.
El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, dijo que estaba “conmocionado y triste” por el ataque en Hroza.
En un mensaje en X, la red social antes conocida como Twitter, la oficina de presidencia de Ucrania apuntó que sus observadores de derechos humanos pretenden visitar el lugar para recopilar información.
“La rendición de cuentas es clave”, sostuvo.
El presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, que asistía a una cumbre con medio centenar de gobernantes europeos en España para recabar el apoyo de sus aliados, calificó el incidente de “crimen ruso fehacientemente brutal” y “un acto de terrorismo totalmente deliberado”.
Su presencia en la reunión buscaba garantizar más ayuda militar, entre otros objetivos, y Zelenskyy dijo el jueves en la noche que sus esfuerzos habían arrojado resultados.
“Tendremos más sistemas de defensa aérea”, escribió en su canal de Telegram. “Habrá más armas de largo alcance”.
Las defensas aéreas son cruciales para Kiev en un momento en que las autoridades tratan de evitar ataques como los de Járkiv mientras se teme que Moscú reanude su campaña de ataques a instalaciones eléctricas durante el invierno, repitiendo la táctica del año pasado, cuando trató de socavar la moral de los ucranianos dejándolos sin electricidad.
Zelenskyy también intenta pelear contra los indicios de que el apoyo occidental a su esfuerzo bélico podría estar debilitándose.
La preocupación por el reabastecimiento de las fuerzas de Kiev se ha acentuado en medio de la agitación política en Estados Unidos y de las advertencias de que las reservas europeas de munición y material militar se están agotando.
El gobierno de Suecia anunció el viernes que tiene previsto enviar a Ucrania un paquete de ayuda militar valorado en 2.200 millones de coronas (199 millones de dólares), que incluye principalmente munición de artillería de 155 milímetros.
JFF