Oiga usted, amable lector, qué rápido cambia la muleta de mano el “Diestro de Macuspana”. Escasas 24 horas antes, Mr. López les decía a los “políticos norteamericanos” de “ambos partidos” que no tenían principios y que hasta eran “chuecos”.
Pero ayer, en persona, ante el Secretario de Estado, Antony Blinken, y el Procurador General, Merrick Garland, el tabasqueño se desbordó en elogios y afirmó que para México es muy importante la relación con Estados Unidos, el entendimiento y la amistad, y que trabajarían juntos para resolver los problemas bilaterales.
O sea que cuando los tiene lejos los baña de insultos, pero cuando los tiene cerca los cubre con elogios. Como que aquí se está dando una bipolaridad diplomática que deja perplejos a los observadores, propios y extraños. ¿A cuál López creerle? ¿Cuál de los dos es el verdadero? ¿El que azota a los vecinos e invita al ejército RUSO a desfilar en el Zócalo o el que halaga zalameramente a los norteamericanos cuando le aprietan las verijas?
Por supuesto que al Gobierno mexicano y a México no sólo les debe interesar, sino que les conviene tener una estrecha y BUENA relación con los vecinos al norte del Río Bravo. Y si éste es el caso, entonces ¿para qué INSULTAR a los “políticos” de ambos partidos justo antes de la visita de esta importante delegación o provocar con la presencia de los RUSOS?
Si tiene razón López en su estilo diplomático de ayer, entonces NO LA TUVO anteayer. El cambio brusco de tono genera un marcado contraste y se mira mal, falso y convenenciero. Falsa, de toda falsedad, es la aseveración de que un discurso del macuspeño es para “consumo interno” y que el otro es para “consumo externo”.
Tomaron nota los funcionarios norteamericanos tanto del discurso rijoso como del zalamero, en consecuencia, le creerán al “líder moral” de la 4T no por lo que dice, sino por LO QUE HACE. Si es cierto que le interesa la BUENA relación con los vecinos, entonces entregará a los capos del fentanilo que Estados Unidos busca extraditar. Si no clausura los laboratorios donde se fabrican, y expropian los precursores que se requieren para su fabricación, pues no le creerán y crecerán las presiones para México.
Ayer, por ejemplo, escuchamos al Presidente Joe Biden hablar del famoso MURO fronterizo, tema que era primordialmente de su antecesor republicano Donald Trump. Quien, por cierto, enfrenta varios juicios simultáneos, unos que tienen que ver con fraudes en sus negocios y otros con la “rebelión” que pretendió incitar cuando perdió las elecciones y mandó a sus hordas de “rednecks” a tomar el Capitolio.
Puede -y debe- interpretarse lo dicho por Biden respecto al muro como un cambio de tono, como una señal de que Estados Unidos ya está harto de escuchar promesas, pero no recibir cooperación real.
En suma, el ROLLO no funciona ni calmará las inquietudes de nuestros vecinos ante el crecimiento y proliferación de los CÁRTELES mexicanos. Estamos ya, o está la 4T, en un punto en el que su única salida es la ACCIÓN: los resultados, cumplir con los acuerdos, atender las preocupaciones de los vecinos, que son del todo legítimas ante la amenaza que las drogas sintéticas representan para la salud de la población norteamericana.
Mal, muy mal, se miró ante el mundo y los mexicanos el Presidente López cuando durante semanas enteras se aventó discurso tras discurso NEGANDO que en México se fabricara el fentanilo y se contrabandeara hacia Estados Unidos. Más aún, al tiempo que lo negaba, afirmaba que éste provenía de China: no fue que aceptó el Presidente lo que todos sabíamos era la verdad hasta que los norteamericanos mostraban pruebas, videos, conversaciones interceptadas y etcétera.
¿Qué pueden pensar los vecinos cuando un Presidente “amigo” se pone en “no” como pretexto para no ayudar? Lo menos es que no quiere; lo peor es que no puede ni quiere por oscuras razones.
Llegó la hora para los vecinos a la que le llaman la de “put up or shut up”: o sea, HAZLO o CÁLLATE. Esto, hincado o parado, da igual.