Gustavo de Hoyos Walther 

Múltiples estudios muestran que las sociedades donde las mujeres participan más activamente en la economía nacional son las más prósperas. En el pináculo se encuentran naciones como las escandinavas y en el fondo se encuentran países donde las mujeres, por razones religiosas o culturales, se ven impedidas de participar.
Por ello, la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo, en condiciones paritarias con los hombres, es la mejor forma de propiciar el desarrollo económico. 
Así lo debieron pensar quienes otorgaron el premio Nobel de economía a la economista neoyorquina, Claudia Goldin.
Se trata de la tercera mujer en recibir el premio, aunque la primera en recibirlo en solitario. Licenciada en Economía por la Universidad de Cornell y doctora por la Universidad de Chicago, Goldin ha estado asociada a la Universidad de Harvard, lugar privilegiado que le ha permitido estudiar las razones que han ocasionado la brecha salarial que separa a hombres y mujeres. 
Sus estudios son de largo aliento y su investigación más importante da luz sobre cómo han participado las mujeres en el mercado laboral a lo largo de los siglos. Su explicación sobre las causas de la diferencia de salarios entre hombres y mujeres es multifactorial y se refiere a diversos fenómenos como el impacto de la píldora anticonceptiva, las decisiones que los dos géneros toman en lo que se refiere a sus profesiones y a su papel en el hogar, el hecho de que las mujeres tardaron tiempo en transitar del trabajo en el hogar al más amplio de la producción para el mercado, así como la necesidad biológica de las mujeres de dedicar tiempo a la maternidad, entre otros. 
En su obra, Goldin también demuestra que en los últimos 200 años la participación de la mujer en la economía disminuyó en el siglo XIX, sólo para acelerarse en los siglos XX y XXI. Goldin continúa enriqueciendo y poniendo al día sus investigaciones. Recientemente escribió sobre el impacto de la pandemia en la carrera de las mujeres y cómo ha afectado las relaciones de pareja.
El otorgamiento del premio Nobel a Goldin ha sido recibido con entusiasmo por tirios y troyanos, pero en particular por las mujeres y los amigos de la causa del feminismo. Es de agradecer que las investigaciones económicas con una perspectiva sociológica sean impulsadas, ya que, durante algún tiempo, se privilegió sólo a las aproximaciones cuantitativas.
En México, la Coparmex y otros grupos empresariales han insistido, desde hace tiempo, en tomar en cuenta las necesidades de las mujeres en los contratos de trabajo y ha impulsado políticas que tiendan a la reducción de la brecha salarial entre los géneros. Recordemos que en esto no vamos muy bien, pues de acuerdo con el Índice Global de Brecha de Género, en 2023 México retrocedió dos posiciones en el índice respecto al 2022.
Lo sabemos: México no podrá ingresar a un mayor nivel de desarrollo si no incorpora de manera más intensa a las mujeres al mercado de trabajo, pero tomando en cuenta la perspectiva de género. Seguramente el Premio otorgado a Claudia Goldin contribuirá a poner en el centro de atención este tema de vital importancia.

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