Las noticias falsas son un grave problema en el actual conflicto entre israelíes y palestinos

Por Óscar Gutiérrez, de El País, para AM Guanajuato

Actores públicos y privados afines a israelíes y palestinos utilizan internet como plataforma para difundir mensajes de propaganda y noticias falsas. La Unión Europea ha exigido a las plataformas de redes sociales X, Facebook y TikTok que actúen contra estos contenidos que polarizan y confunden hasta a funcionarios de primer nivel.

El último en tropezar ha sido el presidente de Estados Unidos, Joe Biden. “Nunca pensé que vería, y lo he confirmado, fotografías de terroristas decapitando a niños”, manifestó el miércoles durante una reunión en Washington con líderes de la comunidad judía. Sus palabras corrieron como pólvora, un día después de que una reportera del canal israelí i24 informara por primera vez de la decapitación de 40 menores de edad por milicianos de Hamás.

Tras la intervención de Biden, la Casa Blanca aclaró que el presidente no había visto las imágenes y que su comentario se basaba en declaraciones de la oficina del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y de la prensa de ese país. Una noticia sin contrastar penetraba así en el discurso del líder de la primera potencia del mundo, fuente de información válida para la opinión pública.

La polarización de la información

“Biden confirma” o “Biden miente” han sido algunos de los cientos de mensajes con los que X (antes Twitter) ha reaccionado a las palabras del mandatario estadounidense. Manuel Torres Soriano, profesor de Ciencia Política de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y experto en propaganda y terrorismo, explica este fenómeno ligado a la desinformación con una palabra: “receptividad”. Esto es, si simpatizo con Palestina será más fácil poner en cuestión un atentado tan salvaje, mientras que si me inclino hacia Israel creeré a Biden, incluso si la Casa Blanca rectifica.
 
“A diferencia de Ucrania, aquí hay una dificultad añadida”, afirma Torres Soriano: “en Europa hay un posicionamiento claro con Rusia, un actor que intenta contaminar y contra el que la sociedad está inmunizada. Ahora (en el conflicto entre Hamás e Israel), el posicionamiento no está tan claro”.
 
Donde coinciden los expertos que monitorizan las redes, es que la desinformación y propaganda corren desde los dos bandos y a unos niveles inusitados. Desde Hamás para ensalzar y explotar su ataque en territorio israelí como muestra de su fortaleza, y desde el bando israelí para consolidar la etiqueta de “terrorista” al referirse a este grupo armado palestino, al que compara con el Estado Islámico (ISIS), prácticamente aniquilado hace cuatro años en el norte de Siria. Y todo esto ayudado en gran medida por unos canales, las redes sociales, que en conjunto reúnen a millones de personas y sobre las que las compañías propietarias mantienen controles del contenido publicado muy laxos.
 

El caso de los 40 bebés

La información sobre las decapitaciones difundida este martes en i24, canal israelí propiedad del magnate Patrick Drahi, ha generado un debate acalorado sobre la desinformación. La periodista de i24 Nicole Zedeck relataba el martes ante su cámara, desde el kibutz de Kfar Aza, masacrado por la milicia palestina, que “unos soldados” le habían contado que había bebés con la “cabeza cortada”.
 
En su perfil de X añadía que eran unos 40 los bebés asesinados, según sus fuentes. Uno de los soldados con los que hablaba y que informaba de la barbarie, según vídeos de i24, era David Ben Zion, subcomandante de una unidad militar israelí con un claro perfil político. En solo 24 horas, la crónica Zedeck, según ha recogido el experto en desinformación en Oriente Próximo, Marc Owen Jones, recibió 44 millones de impresiones, 300, 000 likes y 100.000 reposts.
 
El ataque sobre Kfar Aza acabó con la vida de decenas de personas, que se suman a las 1,300 víctimas mortales registradas por el momento en Israel. Las fotografías de los reporteros gráficos presentes en el lugar dieron prueba de la muerte de menores de edad. Pero ni el Gobierno israelí ni el ejército han ofrecido evidencias hasta ahora de la decapitación de 40 niños. Aun así, el mensaje del soldado Ben Zion llegó a la política, a dirigentes como Biden o la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
 

 

“Cada conflicto es más mediático que el anterior”, apunta el profesor Torres Soriano. “Pasó con Ucrania; es una espiral que no cesa y con Israel-Palestina será aún mayor”. “El flujo de información no se limita a los dos contendientes, hay otros muchos actores que participan, desde Ucrania, China, países del Golfo, Irán o América Latina, que ya tenían su maquinaria engrasada y aprovechan la nueva ventana abierta”. Esta ventana tiene dos hojas: la primera es la que, como en Kfar Aza, se vincula a las fuentes tradicionales (ejército, Gobierno, periodistas…), y la segunda es la que funciona a través de particulares que, como señala Torres Soriano, “se sienten apelados a participar en un debate mundial”. Muy cargado en el caso de Oriente Próximo de emociones y polarización.

Un río de desinformación

El domingo, 24 horas después de que Hamás penetrara en territorio israelí, Lucio Malan, senador italiano por el partido de extrema derecha Hermanos de Italia, tuiteaba un vídeo en el que aparecían cinco niños enjaulados. Malan decía en su mensaje que habían sido “secuestrados” por la milicia palestina. No es así. El proyecto de investigación israelí FakeReporter, que está haciendo un excelente trabajo de verificación,como también los palestinos Khasif y Tahaqaq, dio la alerta y aclaró que se trataba de una grabación subida a internet antes de la ofensiva de Hamás.
 

 

 
Una de las tácticas utilizadas por los milicianos para llegar a Israel fue el uso de parapentes. Paul Golding, líder del partido británico ultra Britain First, tuiteó el domingo un vídeo en el que decenas de hombres caían sobre unas instalaciones deportivas. “Parapentes de Hamás en acción”, tituló Golding en un mensaje de X. Tampoco era así. A través de herramientas de verificación de libre uso se puede concluir que la grabación corresponde a unos ejercicios militares llevados a cabo en Egipto en septiembre.

 

La Unión Europea levanta la mano

El vendaval de fake news es tan grande que la Unión Europea, una de las instituciones más activas en la lucha contra la desinformación, instó el miércoles, a través del comisario de Mercado Interior y Servicios, Thierry Breton, a las redes X y Facebook a frenar este tipo de mensajes en cumplimiento de la Ley de Servicios Digitales, aprobada en Bruselas el pasado año. Un día después, Breton ha hecho lo propio con TikTok. Por el momento, X, la antigua Twitter, presidida por el magnate estadounidense Elon Musk, informó el jueves de que ha eliminado cientos de cuentas vinculadas al grupo islamista Hamás. No ha sido suficiente. La Comisión Europea ha abierto una investigación para averiguar si X cumple con la nueva regulación europea sobre el control de contenido “ilegal y dañino”.
 
Gran parte del contenido sobre la guerra entre Hamás e Israel que difunden los usuarios de X estos días ha pasado previamente por Telegram, una red en auge. Este análisis lo comparte el profesor Torres Soriano: “Es para muchos el único refugio de libertad, con actores individuales que tienen su clientela y venden su producto, con mensajes como: ‘Esto no te lo contarán los medios de comunicación”.

RSV

 

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