El que una nación trate de lograr la prosperidad a base de impuestos es como pararse en una cubeta y tratar de levantarla de las asas.
Winston Churchill
Nos dicen que México tiene una carga fiscal muy baja y quieren justificar así una “reforma fiscal”, un alza de impuestos. La baja recaudación, sin embargo, no es producto de que tengamos tasas bajas, sino del tamaño de la economía informal, en la que trabaja casi 60 % de la población económicamente activa.
El impuesto sobre la renta empresarial en México es de 30 %, uno de los mayores del mundo. Dinamarca cobra 22 %. Suecia, que llegó a exigir 60.1 % en 1989, entendió que estaba destruyendo su economía y ha reducido el nivel a 20.6 %. Irlanda tenía 50 % en los ochenta, pero lo bajó a 12.5 %, con lo cual generó un despegue económico. En Estados Unidos el impuesto federal es de 25.81 %, aunque algunos estados cobran adicional (Tax Foundation, Trading Economics).
En las últimas décadas ha habido una tendencia en el mundo a bajar las tasas a las empresas porque los gobiernos se han percatado de que tener niveles competitivos genera más inversión, empleos e incluso recaudación. México, sin embargo, ha mantenido gravámenes excesivamente altos.
Las tasas de impuesto sobre la renta para personas físicas no son tan elevadas en nuestro país, pero siguen siendo un lastre. En México el máximo es de 35 %, casi sin ninguna deducción personal, mientras que en Dinamarca puede llegar a 56 % y en España a 47. En Suiza, sin embargo, el impuesto federal es de solo 11.5%, aunque los cantonales pueden subir el total a entre 22.1 y 45.5 %. Singapur cobra solo 22 %. En Estados Unidos el máximo es 37%, pero se ofrecen mayores deducciones personales.
Todos estos países tienen servicios públicos de mejor calidad. Aquí pagamos impuestos altos para tener seguridad, servicios médicos y educación, pero por la mala calidad debemos contratar guardias, escuelas y médicos privados. Pagamos dos veces por lo mismo.
Además del ISR, un mexicano desembolsa 16 % de IVA en la mayoría de los productos. Debe cubrir un impuesto por ahorrar y un predial por tener casa u otras propiedades. Asimismo, paga impuestos “especiales”, adicionales al IVA, por la gasolina, lo que explica que sea más cara que en Estados Unidos, y por productos con azúcar. Sufre cuotas altas en las autopistas porque el gobierno dice que no le alcanza el dinero de los impuestos para cubrir los costos. El día de la libertad fiscal en México, cuando el contribuyente promedio deja de trabajar para el gobierno y empieza a hacerlo para su familia, es el 23 de junio, según la fundación Caminos de la Libertad que presido.
El presidente López Obrador prometió en campaña que iba a encabezar un gobierno austero, pero el gasto neto total presupuestado para 2018 fue de 5.2 billones de pesos, mientras que para 2024 Hacienda está pidiendo 9.07 billones. Es un aumento de 74.4 % en pesos corrientes en seis años.
Lo peor es que mucho del gasto se está desperdiciando. El cierre del aeropuerto de Texcoco y la construcción del AIFA, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya han costado cientos de miles de millones de pesos. Como los proyectos no serán rentables, es dinero tirado a la basura. Tampoco ha bajado la corrupción. El fraude de Segalmex es de cuando menos 7,600 millones de pesos, el mayor en la historia detectado en una institución pública.
Los mexicanos seguimos esperando un gobierno austero, que no solo gaste menos, sino mejor. No necesitamos subir las tasas, sino bajarlas y cobrar impuestos a todos. Esta sería una verdadera y más justa reforma fiscal.
Nahle
La zacatecana Rocío Nahle dijo primero que podía construir una nueva refinería en 6 mil millones de dólares, luego presupuestó 8 mil millones, pero Dos Bocas terminará por costar cerca de 20 mil millones. En vez de castigarla, sin embargo, la están postulando para el gobierno de Veracruz.
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Gsz