El Congreso de Nuevo León dio entrada en ambulancia con sirena -esto es, hecho la mocha- a la solicitud del Gobernador, Samuel “El Imparable” García, pidiendo licencia por seis meses para contender por la Presidencia.
A pesar de la mala relación entre el Gobernador y los legisladores de ese Estado es muy probable que se la den… EXCEPTO por un detalle que puede descarrilar este “imparable” tren de ambición personal: ¿quién nombra al interino?
En su solicitud, el Dr. (al cubo) Samuel García “le informa” al Congreso que, como interino, dejará al Secretario General de Gobierno, sin especificar su nombre, por lo que puede sustituir al actual funcionario, Javier Navarro, y dejar a otro.
Pueden apostar doble contra sencillo a que el Congreso NO ESTARÁ DE ACUERDO con que el Gobernador nombre a su propio sustituto, porque de acuerdo con las leyes estatales es el Congreso el que nombra a un interino.
En esto no se van a poner de acuerdo, las discusiones se acalorarán -de nuevo- y se armará la gresca en grande, con el detalle de que el TIEMPO apremia y corre en contra del Gobernador García.
Su trámite y acuerdos con el Congreso tienen que quedar listos a más tardar el 3 de noviembre, ello para que García se pueda inscribir como candidato en las listas de su partido, Movimiento Ciudadano. Ahora que, una vez inscrito, con el permiso del Congreso local en la mano, falta que MC lo elija, lo cual puede o no suceder.
Ya ven que su líder Lex Luthor Delgado (y no por el copete, sino porque es el malvado de la historieta, pues la juega encubiertamente con AMLO) ha dicho que ÉL MISMO sería un “buen Presidente” y ayer afirmó que Marcelo Ebrard podría ser un “candidato externo”, por supuesto, incluyendo como “interno” a García).
Es posible que si el Congreso le niega la licencia, y García continúa insistiendo en que él pueda nombrar a su sucesor, entonces el Tres Veces Doctor en Derecho y Política Pública acudirá -de nuevo- al Tribunal Electoral para forzar al Congreso local a que se pliegue a su voluntad.
Sólo que si se va a pleito jurídico con recursos legales, el resultado -esto es, la licencia- puede demorar y acabar meses después en la Suprema Corte, la cual, despojada de presupuesto por el Tlatoani de Macuspana no podrá ni sesionar, mucho menos resolver en semanas el caso de Samuel.
Así, es DUDOSO que la licencia pueda quedar lista, diáfana e inapelable, antes del 3 de noviembre, por lo que García podría quedar imposibilitado para inscribirse en las listas de MC y comenzar su campaña presidencial -a la “Bronco”, algo que él mismo dijo que nunca haría- el 3 de diciembre, que es justo los seis meses previos que dictan nuestras leyes electorales.
O sea que si quiere que le den su permiso, García tendrá que negociar lo de su sustituto con sus archienemigos, a quienes les ha tirado con todo y que seguramente le guardan suficiente tirria como para llenarle el camino de sus ambiciones presidenciales de piedritas, piedrotas, rocas y montañas.
Este episodio viene a demostrar que la política no es lucha libre, sino un arte, el arte de CONVENCER, no de vencer, algo que se les olvida tanto al Dr. Samuel como al Tlatoani de Macuspana, quienes sienten que pierden el tiempo si no se están peleando o insultando a alguien.
Recientemente -y como ejemplo- el macuspano osó llamar “rebelión” a la marcha del Poder Judicial en defensa de sus legítimos derechos laborales. Y esto lo dice el hombre que TOMÓ la CDMX, o por lo menos su eje central, Reforma, por varias semanas para protestar porque supuestamente PERDIÓ la elección del 2006.
¡Rebelión la de ÉL, no la del Poder Judicial que, de acuerdo con nuestras leyes democráticas, tiene todo el derecho de MANIFESTARSE pacíficamente! Sobre todo si lo que defiende es la separación de Poderes y su inconformidad con un DESPOJO perpetrado por el macuspano y sus secuaces de la Cámara de Diputados, simples borreguitos que siguen órdenes y someten el Poder Legislativo a la ignominia de ser una SERVIL extensión del Ejecutivo.
Dijo el bardo: “Algo apesta en Dinamarca”. Sí, apesta el hedor tiránico que de aquí mandamos cuando se pretende gobernar a golpe de capricho y no con la razón que brinda el ejercicio de la DEMOCRACIA.