María Eugenia Esteban Flores dice que el gobierno debería de subir a las colonias de las partes altas de Acapulco a desenterrar a los muertos.

Oriunda de Acapulco desde hace 54 años, salió del puerto junto con su esposo, hijos, nuera y nietos porque solamente les quedó el cascarón de su casa en la colonia Bella Vista. María Eugenia y su familia llegaron a Chilpancingo para vivir unos meses en la localidad de Mochitlán.

“Somos 12 integrantes de la familia y son muchas bocas, tenemos que trabajar para ganarnos la comida”, dice la mujer.

Su esposo, Jesús Gómez, quien tenía un puesto de ropa afuera de la playa de Caleta y tiene familiares en Mochitlán, asegura que perdieron todo: “Además del huracán, en la zona donde vivimos ya está más peligroso porque la delincuencia está asaltando a la gente”, refiere.

La colonia Bella Vista está ubicada arriba de la zona de hospitales, en la Avenida Ruiz Cortines: “A la gente que vivíamos en lo alto de los cerros nos pegó más duro el huracán porque los vientos nos dieron con todo”, dice don Jesús.

Para María Eugenia, Otis fue más terrible que el huracán Paulina, en 1997, y la tormenta tropical Manuel y el huracán “Ingrid” en el 2013.

A casi ocho días del paso del huracán Otis, Miriam Ariadna Vázquez Álvarez, vecina de la colonia María de la O, ubicada en lo alto de un cerro al poniente de Acapulco, dice que no les ha llegado ninguna ayuda del gobierno.

“Me da risa lo que dijo hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador, de que ya hay despensas y suministro de luz a las colonias pobres, todo eso es mentira, no hay nada”, reprochó.

RSV

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