Si las tendencias actuales continúan, connacionales en el extranjero enviarán a sus países latinoamericanos de origen 9.5% más en remesas que el año pasado, con lo que romperán el récord del 2022.
El Banco Interamericano de Desarrollo calcula que los envíos sumen 155,000 millones de dólares en 2023, en comparación con 142,000 millones recibidos en 2022. Esto consolidaría 15 años consecutivos de crecimiento consecutivo. El BID asegura que, si las remesas fueran un país, sería la sexta economía más grande de América Latina y el Caribe.
La mayoría de los familiares que envían dinero a países en la región trabajan en Estados Unidos, en donde los estímulos fiscales y monetarios impulsados a partir de la pandemia de covid-19 siguen impulsando el consumo y la actividad económica. Este es uno de los factores por los que las remesas han crecido en los últimos años. Además, como señala el reporte del BID publicado el miércoles, los migrantes mejoraron sus tasas de empleo.
“La cantidad estimada para el año refleja el aumento en los ingresos de los migrantes, quienes mejoraron sus tasas de empleo, así como el progreso del proceso migratorio en periodos anteriores, lo que permitió un aumento en los flujos de remesas recibidas por las familias en los países de origen”, dice el comunicado de la multilateral con sede en Washington.
México, el que más remesas recibe
El BID asegura que, tomando en cuenta que el número de emigrantes de la región sigue en aumento, es poco probable que los flujos de remesas caigan en el futuro previsible. “Si bien México y los países del Norte de Centroamérica en conjunto representan más de la mitad de las remesas recibidas por la región, se observa un crecimiento importante en varios países de otras regiones.
“La importancia de los Estados Unidos, Canadá, y España como fuentes de remesas se evidencia, pero varios países cuentan con diásporas relevantes en otros países, y también hay flujos intrarregionales significativos”, dice el reporte.
RSV