Todo indica que el pleito entre poderes en Nuevo León no ha terminado, apenas inicia. Vienen ajustes de cuentas y cobros de agravios.

 

Hoy, siendo lacónicos, la situación política en Nuevo León se encuentra enredada, y esto de por sí es algo de cuidado.

De por medio está la gobernabilidad en esa entidad, el orden jurídico y la siempre presente posibilidad de que el omnipresente y militarizado poder central se entrometa de pescador para sacar ganancia del río revuelto. Pero, debemos confesarles, estimados amigos, que preocupa también -e incluso más- la “postguerra”.

Se arregle como se arregle el actual desgarriate en el 2024, año electoral, será un año de revanchas a consecuencia de lo que ha sucedido.

Las fuerzas políticas de NL, además de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, han rebasado ya los linderos de la mesura: los ánimos se encuentran más allá de encrispados, hay verdaderos odios, resentimientos profundos y ganas de pelear.

¿Qué sigue del “arreglo” de este pleito, se arregle como se arregle? ¡Las venganzas! El ajuste de cuentas, el cobro de agravios, reales o percibidos, el “¡Me la van a pagar!”.

Esto de ambos lados: en estos agarrones no hay ni cojos ni mancos, unos y otros poseen la capacidad -y ahora la voluntad- de hacerse daño.

Sin duda el Ejecutivo, asumiendo que litigue satisfactoriamente su enredo, trae metido entre ceja y ceja desaparecer del escenario político del Estado tanto a los rojos como a los azules.

Seguros estamos que, con los ánimos tan caldeados, si retoma el cargo Samuel García, hará todo lo que está en su poder para, por las buenas o por las malas, imponer a MC para controlar cuantos municipios nuevoleoneses pueda, y por supuesto el Congreso local.

Ahora que de ser obligado por la Corte a “tomar su licencia” de seis meses y entrara al Gobierno temporalmente un Interino nombrado por el Congreso, pisará la cárcel la mitad del Gabinete samuelista y, real o imaginarios, saldrán a relucir numerosos casos de presunta malversación de fondos en esta Administración.

Igualmente se le acusará al Gobernador -y esto puede suceder, con o sin resolución favorable a él- de haber empleado fondos públicos para su promoción personal, en el breve tiempo que fue simultáneamente Gobernador y candidato presidencial.

Es decir, con mucho pesar nos atrevemos a pronosticar, estimados amigos, que el pleito entre Poderes en NL no ha terminado, sino que más bien apenas inicia. Y no acabará -estamos convencidos- hasta que los ciudadanos se pronuncien en las URNAS en junio del año 2024, que está ya a la vuelta de la esquina.

Se impongan unos o se impongan otros, lo único cierto es que seguro cambiará el escenario político local, o por lo menos, el elenco.

A todos nos ha dado pena, y en algunos casos hasta vergüenza, que Nuevo León, ejemplar entidad, haya acaparado titulares a nivel nacional los últimos días, y no de buena manera.

Desde la irrupción violenta en el Congreso por hordas samuelistas -con la consiguiente mentira de que era un “autogolpe”- seguido esto, de por sí lamentable y condenable, de la farsa de los amparos de un juez laboral de la CDMX, para luego continuar con las resoluciones del Trife y de la SCJN, y la reversa chillando llantas del Candigober, hemos sido testigos de cómo no se debe gobernar.

Por supuesto, debemos reconocerlo, la imagen de Nuevo León como Estado ejemplar ha sufrido mella: el prestigio nacional registra ya más abolladuras que una caramayola de pastor.

Dudamos que se percate o se dé cuenta, por aquello de que tiene mucho de bisoño y más o menos lo mismo de narciso, pero la imagen del Candigober ha sufrido lo que pudiera ser un golpe mortal. No sólo dentro de Movimiento Ciudadano, sino con el electorado nacional que lo primero que escuchan y atestiguan del novel ex candidato presidencial resultan cosas alarmantes respecto a su conducta y su “estilo personal de gobernar”.

Un tal señor austriaco, de bigotito de peineta bajo la nariz, arengas inflamatorias y un odio irracional a los judíos, ha dejado demostrado para la historia que resulta ser una soberana estupidez abrir varios frentes simultáneos cuando se está en batalla.

El Dr. García se adelantó varios pasos antes de haber alineado sus patitos, tanto que luego tuvo que meter reversa. Esto indica que, al sacar sus “tres” doctorados en Derecho, hizo caso omiso al requerimiento de llevar cursos de historia y de civismo.

 

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