Mucho se trabaja en la seguridad reforzando la ciudad con blindajes estratégicos ante la ausencia de una autoridad federal; los ciudadanos de todos los niveles nos pertrechamos para fomentar ambientes más sanos.
Se garantizan empleos aplicados desde la solidez que alimenta el bienestar, se favorece la regeneración ética desde la familia. Instituciones, universidades, grupos sociales, individuos promueven el mantenimiento y creación de espacios públicos. La participación civil y de gobierno son focalizadas hacia acciones de paz y seguridad transformándolas en realidades que fomentan la integridad social. Mucho nos falta, ¡sí¡ No se niega, ni se tapa el sol con un dedo.
Ciudadanos -que todos los días- exponemos vidas, honor para rescatar lo que amamos: el hogar, pues Celaya es mi casa, es tu casa, forma parte de nuestro País.
La inconsciencia de un personaje con micrófono abierto, que se dice presidente de todos, insultándonos y mancillando el honor de una ciudad que llora, sufre desconsolada ante el infortunio que él mismo promueve. Han caído cinco jóvenes, de los muchos que desafortunadamente todos los días mueren en el País, arrancados en plena juventud desde la más oscura villanía ¿dónde está la empatía ante familias desoladas? ¿Dónde están sus acciones? Sus dichos cansinos, así como la soberbia de quien ostenta el poder sin vocación señala a quien le paga su sueldo: “Quien trabaja es pretencioso, si enfermo estás, encamínate a las estampas y si caes en manos de la delincuencia eres drogadicto o pendenciero”. ¡Basta¡ Señor presidente, le recuerdo que para hablar con esa boca tan amplia hay que tener la conciencia limpia.
Es usted un traidor, a todos los mexicanos que un día le confiamos nuestra casa, ha fallado al juramento de ser presidente de todos, es presidente de sus conveniencias y de su micrófono.
Pedro Mateos, José Eduardo Freire, Bryan Jesús Amoles, Jesús Virgilio Orozco y Pablo Fabián Orozco disfrutaban como todos los jóvenes con el ahínco de quien tiene un compromiso con la salud. Las lagrimas de sus compañeros, de sus maestros, de sus amigos y familiares aún resbalan y queman.
Las palabras iban acompañadas de la imagen, de la amistad cuando me referían el acogimiento puntual de Virgilio, su sencillez; equilibrado y centrado, dedicado a sus estudios con la precisión que implica cirugía. La admiración brilla en mención a Pedro, su inquietud curiosa, hiperactiva lo condujo a ser el mejor de su clase. José Eduardo y su vocación por los pequeños, dedicando sus mejores horas a estudiar para ser de los grandes en Pediatría.
Bryan reconocía el compromiso de honor con su familia y el sacrificio que se hacía, su obstinación lo llevaba al enfoque determinado de un excelente bisturí. Fabián iniciaba inspirado por su hermano, entusiasmado y lleno de vida.
Me abrazo con sus familias, con sus compañeros, me sumo reconociéndome celayense y si usted señor López tiene pruebas, preséntelas y si no, mejor guarde silencio, déjenos con nuestra pena, que como siempre sabremos desde el trabajo y la unión resolver.
RAA