Una cosa es armar castillos en el aire y otra muy diferente sentar los cimientos sólidos de un sistema educativo que prepare a la juventud mexicana para competir en el mundo globalizado del hoy y del mañana.

Muy triste resultó para los mexicanos pensantes analizar el resultado del examen de nivel educativo administrado por la OCDE, llamado PISA, a los estudiantes de 15 años del País en las materias de matemáticas, lectura y ciencia.

Salimos mal en comparación con otros países, pero eso no es lo peor, sino que en lugar de Elevar el nivel educativo esta Administración fantasiosa y embustera lo ha reducido.

El desdén que el Tlatoani en curso muestra por la educación -y la gente educada- (¿se le podrá considerar complejo a quien se resiente de los que saben?) se ha transferido a nuestro sistema educativo, pues en lugar de avanzar, retrocede.

El pico de los buenos resultados de nuestros estudiantes se dio en el 2009, esto para dar curso a un deterioro moderado, mismo que se aceleró a partir del 2018, para finalmente caer en el marasmo en el que se encuentra la educación (medición del 2022).

Andamos relativamente mal en todo, pero especialmente en matemáticas, tema en el que casi ningún estudiante mexicano alcanzó el nivel 5 o 6, cosa que los jóvenes de Singapur lo hicieron en un 41 %.

Nos parece paradójico que en este estudio (Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes) España ha quedado en el Top 30 en las tres asignaturas, muy por encima de México.

Y decimos que nos parece paradójico, ya que a los cuatroteros cuatreros les encanta REPUDIAR todo lo que huela a España, han exigido que nos pidan disculpas por la Conquista, corrieron a la española Iberdrola de México, les encamiona que el Mar de Cortés se llame así y le quieren cambiar el nombre.

Parecen ignorar que así se llama porque fue precisamente Hernán Cortés quien en 1539 mandó expediciones a la zona y lo cartografió por primera vez.

Este “odio” hacia España lo exhiben gentes cuyos abuelos llegaron aquí -precisamente- de ese país; de hecho el abuelo del actual Tlatoani macuspeño nació en un cuartel de la Guardia Civil española.

Sea de eso lo que fuere, volvamos a los pésimos resultados logrados por nuestros estudiantes en la prueba de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos: éstos se encuentran un 35 por ciento por abajo del promedio de los miembros de la OCDE en la materia de matemáticas.

No sabemos qué pretexto pongan en sus verbosos y aburridos discursos los cuatroteros, pero esta brecha más bien debe considerarse un abismo.

Y no es culpa de los estudiantes que obtengan bajos resultados, la culpa radica en nuestro “sistema” educativo, en la sindicalización del magisterio, y las restricciones que las reglas sindicales imponen a un sistema educativo cuyo magisterio debería basarse en una meritocracia: es decir, los mejores maestros deben ser los que escalan los peldaños de la escalera de la enseñanza.

Mas no, en nuestro sistema es “por antigüedad”, o por designación del Sindicato, que les da preferencia a sus propios directivos.

Igualmente tiene culpa el hecho de que en la Cuatroté se premia no la capacidad, sino la lealtad. Así fue en este sexenio trágico para la educación una aliada política del Presidente (Delfina Gómez) que de la SEP brincó a la gubernatura del Estado de México. Y sí, en una época fue maestra, pero una maestra dominada no por el conocimiento, sino por la ideología de la Cuatroté.

Ahora que no se puede abordar el tema de la educación en México sin hablar de los funcionarios de la SEP, apologistas del marxismo, como el favorito de la Tlatoani, Marx Arriaga, quien pretendía arrancar un plan piloto en las escuelas mexicanas en las que se indoctrina más que enseña a los niños y jóvenes, y que renuncien a la superación personal para convertirse en soldaditos sumisos de la ideología comunistoide.

Pero, obvio, por andar con experimentos a la Cuba, Nicaragua o Venezuela, han dejado de preparar bien a los jóvenes mexicanos, llenándoles la cabeza de ideas obsoletas en lugar de enseñarles matemáticas y ciencia, que son los cimientos de una formación educativa moderna que les permitirá enfrentar el futuro exitosa y productivamente.

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