Salamanca, Guanajuato.- José Luis Delgado Enríquez ya se encuentra listo para disfrutar la dulce tradición de las posadas navideñas. Desde hace 31 años vende dulces y para esta temporada oferta las colaciones, las galletas de animalitos, el cacahuate y el dulce surtido que se utiliza para las bolsas que se obsequian en las posadas y que popularmente se conocen como “aguinaldos”.
A pesar de que las ventas no son como antaño y la utilidad es poca, José Luis disfruta su trabajo, siempre con trato amable hacía la gente. Además de que ofrece una extensa y colorida variedad de dulces, también trata de contagiar el gusto y la alegría que le inspira la cercanía de las posadas y la Navidad.
“La Navidad es una fecha del calendario, es la fiesta más importante del mundo, pero la Navidad la haces tú, en tu persona, con tu gente, en el ambiente que te rodea, a mí me gusta el trato con las personas, platicar, que me regalen una sonrisa, que me regañen, para cambiar en lo que estoy mal y tratar de ser mejor persona, mejor comerciante”, señaló José Luis.
Para esta temporada navideña el kilo de colación se cotiza entre 120 y 130 pesos; el dulce surtido cuesta entre 80 y 90 pesos el kilo; el cacahuate de mejor calidad cuesta 90 y 100 pesos; y la galleta de animalitos tiene un valor de 40 pesos el kilo.
“Yo en lo personal no quiero tener mucha ganancia, quiero sacar para comer. Como comerciante disfruto la temporada y lo que quiero es que la gente siga preservando las tradiciones, porque se están perdiendo”, refirió el comerciante.
José Luis tiene su puesto en la calle Sánchez Torrado, casi esquina con San Antonio. Ahí sus jornadas inician desde el amanecer y terminan a las 8 de la noche. En 3 décadas ha cosechado amistades y clientes, a quienes endulza la temporada navideña con colación china, colación fina, dulce relleno de chocolate, dulces surtidos de plátano, girasol, farol, panal, carita de sol, conejito de pascua.
“Cuando éramos pequeños, le ponían los dulces al Niño Dios y cuando nos dolía la cabeza o el estómago, mi mamá nos decía: ‘ve y róbale un dulce al Niño Dios’, y pasaba algo curioso, nos acabamos el dulce y se nos quitaba el dolor de cabeza o el dolor de estómago, era la fe en Dios la que nos aliviaba a través del dulce”.
Vendiendo dulces, José Luis Delgado Enríquez se siente feliz y pleno, es el trabajo que le ha permitido sacar adelante a su familia y entre dulces, disfruta su día a día.
CA