Salvatierra, Guanajuato.- El templo del Carmen se llenó de dolor al despedir a Galileo Almanza y a David Hernández, jóvenes cuyas vidas fueron brutalmente segadas durante una posada.
Por los trágicos hechos la comunidad buscó consuelo entre lágrimas y oraciones, recordando con pesar dos destinos truncados por la violencia.
El templo, lleno, fue testigo del dolor colectivo que envolvió a ambas familias. Galileo y David, amigos inseparables, fueron velados juntos, uniendo a la ciudad en un luto compartido.
La ex hacienda San José del Carmen, escenario del horror, vio la partida prematura de estos jóvenes mientras celebraban una posada. Las autoridades, enfrentándose a la cruda realidad, recabaron 195 elementos balísticos, testimonios de la ferocidad del ataque armado con armas de fuego de diversos calibres.
Según las autoridades, la fatídica noche comenzó cuando a un grupo de personas se les negó entrar a la reunión, pero regresaron acompañados y armados, desatando una lluvia de balas que dejó 11 personas sin vida y a otras 14 heridas.
El último adiós resonó en el Panteón San Elías, donde la comunidad, aún consternada, acompañó en silencio el cortejo fúnebre. Salvatierra, sumida en el dolor, se enfrenta a la urgencia de unir fuerzas contra la violencia que roba sueños y esperanzas. La memoria de Galileo y David persistirá, exigiendo justicia y seguridad para evitar que más vidas sean arrebatadas.
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