León, Guanajuato.- A sus 70 años, Francisco Javier Córdoba trabaja como cuidacoches en el estacionamiento de la plaza Galerías Las Torres. Él es uno de los 286 mil 088 adultos mayores que se mantenían activos laboralmente en Guanajuato hasta octubre del año pasado.
Esta cifra indica un incremento del 14.73% (6,729 personas más) en comparación con el mismo periodo del año anterior, según el último dato de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Francisco vive en la colonia Parques de la Noria y camina diariamente 10 kilómetros desde su hogar hasta el centro comercial donde trabaja. En su juventud, trabajó como curtidor, pigmentando pieles, pero abandonó esa actividad debido a los efectos nocivos para su salud causados por los productos químicos. En 2019 perdió su empleo como guardia de seguridad, labor que desempeñó durante varios años.
Francisco no recibe ningún tipo de pensión o ingreso adicional. En un día favorable, su labor como cuidacoches le permite ganar 250 pesos, mientras que en días con pocas propinas recibe apenas 70 pesos. Es viudo desde 2009, su esposa falleció a causa de cáncer, y ahora vive solo con su hijo. En su juventud, fue socorrista de la Cruz Roja bajo la dirección de Juan Valadez. Aunque admite que se mantiene activo por necesidad.
Ingresos y estudios
En Guanajuato, el 35.61% de los trabajadores mayores de 60 años se concentra en aquellos que cuentan con primaria incompleta, sumando un total de 101 mil 865 personas hasta el tercer trimestre de 2023.
El 40.18% de los adultos mayores de 60 años se encuentra en un rango salarial de hasta un salario mínimo. En octubre del año pasado, el salario mínimo diario era de 207.44 pesos, equivalente a seis mil 223 pesos mensuales.
Un pequeño porcentaje, el 0.32% de las personas mayores de 60 años que trabajan, perciben ingresos superiores a cinco salarios mínimos. En Guanajuato, 939 personas en este grupo tienen ingresos de hasta 31 mil pesos mensuales.
Deja magisterio
“Fui una abuelita trabajadora”, así se autodefine Leticia Martínez Hernández, quien dedicó 50 años de su vida a la enseñanza, impartiendo clases de quinto y sexto de primaria.
Esta maestra de 66 años extendió su labor magisterial por tres años adicionales, hasta julio de 2023, cuando problemas en la visión la llevaron a tomar la difícil decisión de dejar de dar clases.
A la temprana edad de 16 años, Leticia comenzó su carrera como maestra antes de iniciar sus estudios en la Escuela Normal. Su primera oportunidad se presentó en el Instituto Fray Bartolomé de las Casas, gracias al apoyo del sacerdote Rito. Impulsada por el deseo de superación, se dedicó a prepararse en el campo de la enseñanza.
Además de su dedicación a la educación, la maestra Leticia es una sobreviviente de cáncer, diagnosticado en 2019. Durante la pandemia del COVID, recibió quimioterapia y tuvo que adaptarse a las clases virtuales. Reconoció que hubo días en los que, tras una sesión de quimioterapia, continuaba atendiendo a sus alumnos de forma remota.
A lo largo de su carrera, Leticia desempeñó su labor en varias escuelas, pero el último año regresó a la institución donde dio sus primeros pasos como maestra. A pesar de su profundo amor por la enseñanza, los problemas visuales finalmente la llevaron a aceptar que era el momento de jubilarse.
LALC