La finalidad de este texto es ayudar a nuestros lectores a “como votar” en las próximas elecciones. Desentrañar el “por quién votar” en estos momentos no es posible, aún no hay candidatos y el filtro ciudadano que debemos implementar para votar en libertad no lo podemos echar a andar por el momento. Pero lo que si podemos es reflexionar en el “como” votar. Veamos a donde llegamos.
El paquete electivo que se pondrá a votación en junio es el más profuso de todos los comicios que se organizan en nuestro país. Se conjuntan tres clases de elecciones: federales, estatales y municipales. La primera manera de votar es la de elegir una opción política y tachar su logo en todas las boletas que nos entreguen. Esa es una forma muy fácil, pero es un sufragio que corresponde a un tipo de ciudadano poco enterado de los enormes matices que tiene el mundo de la política y de la trascendencia de un voto generalizado en un sistema republicano de equilibrio de poderes. Si el interés del elector es otorgarle TODO el poder a un solo partido y a TODOS sus candidatos, hay que votar indiscriminadamente por la misma franquicia política. Así tendremos ciudadanos que le querran entregar todo el poder a Morena o al PAN o a MC. Ellos entienden su involucramiento en la vida política como una emisión de decisiones binarias por simple lealtad a una opción.
Pero hay otro tipo de personas más acuciosas para decidir, que encuentran que en la vida no todo son negros y blancos, sino se trata de tonalidades con matices. Este grupo de individuos, que son los que mejor entienden el juego democrático, prefieren hacer un análisis más sofisticado de su voto. Para ello deberán diferenciar el tipo de elección: la federal, que trata de la integración del gobierno nacional, en donde se toman decisiones ideológicas y de conducción económica muy trascendentes para el rumbo del país. Es el ámbito donde se define entre el capitalismo o el socialismo. Entre la democracia y el autoritarismo. Entre las propuestas sobre el ejercicio de las libertades o el aseguramiento mínimo de la satisfacción de necesidades. Entre un gobierno permisivo para que las personas emprendan o el establecimiento de un orden dependiente de la voluntad burocrática. Para esta elección hay dos opciones: la coalición que promete garantizar libertades y el movimiento que pretende avalar el suministro de recursos económicos mínimos. Ante estas opciones debemos decidir sincronizando el voto para diputados y senadores federales con el del candidato presidencial que se escoja. No hay medias tintas.
En el nivel estatal se juega la continuación de un gobierno ampliamente conocido por sus acciones, decisiones y errores o el recambio por la conformación de un nuevo gobierno, en el cuál todo está por verse. Malo por conocido o bueno por conocer. Resulta una ecuación muy difícil de resolver, sobre todo tomando en cuenta los pésimos resultados en materia de seguridad pública y el deterioro en anticorrupción, transparencia y rendición de cuentas. El reto estará en conocer a los integrantes de los equipos de gobierno con antelación y el compromiso para empezar una nueva administración a partir de cero, comprometiéndose a excluir mafias partidarias. En este caso hay que cruzar el voto. No permitir que el nuevo Ejecutivo estatal cuente con un Congreso incondicional que le otorgue presupuesto a modo y sin cambios y control de la Auditoría Superior del Estado. La nueva gobernadora no debe de estar en zona de confort. Hay que acotar el voluntarismo unipersonal y sin contrapesos eficaces. Den un voto por cierto partido para el ejecutivo y por diferente para el legislativo. Dividan el voto.
El ámbito municipal es el más cercano a la gente y por ello el que más nos interesa. Aquí se decide por una planilla encabezada por un presidente municipal. La autoridad que vamos a elegir será un Ayuntamiento. En lo local lo que se gerencia son los servicios públicos, la planeación, la materia medioambiental, la seguridad y la tramitología. Se trata de otorgar ventajas competitivas, mediante la buena gestión de la comuna que se dirige. No hay asuntos ideológicos fundamentales por resolver. El criterio que debe operar es la calidad de los candidatos a integrar el Ayuntamiento como alcalde, síndicos o regidores de cada planilla. Se trata de construir buenos gobiernos. La propuesta de impresentables debe castigarse descartando esa opción y optando por aquella que ofrezca la mejor cosecha de buenos ciudadanos para gobernar. No se limite, se puede votar por quienes mejor le parezca, no existen restricciones por ideologías partidarias, busque a las mejores personas, eso es lo que cuenta. Dese ese lujo.
Conclusión: Ámbito Federal: escoja una opción y vote todo por ella. En lo estatal: divida el voto para generar contrapesos. Nivel municipal: vote solo por buenas planillas y no acepte impresentables.