Es tentador pensar que el cabello canoso y erizado de Jim Jarmusch es el resultado de una descarga eléctrica que lo dejó para siempre abierto a la electricidad de la inspiración.

“Mis antenas siempre están arriba, si algo me conmueve quiero que sea parte de mí”, dijo. “Quiero que sea mío, ya sea música inglesa del siglo XVII o punk o rock o jazz de improvisación o Flaubert y Balzac o si es David Foster Wallace, incluso si es (el novelista de suspenso) Richard Stark”.

Continúa su lista con películas mudas, caricaturas, los hermanos Fleischer y Dante. “Yo simplemente colecciono y colecciono”, dijo haciendo un gesto a su libreta, que dejó abierta para hacer algunas referencias durante la entrevista.

Ese mismo espíritu, la fuente del arte y la cultura, es el que prevalece en la más reciente película de Jarmusch, “Only Lovers Left Alive”, una comedia negra sobre vampiros. Tilda Swinton y Tom Hiddleston interpretan a una pareja de chupasangres que han vivido mucho tiempo y aunque están profundamente enamorados viven separados, en Detroit y Tánger.

La película no tiene nada de las convenciones del género. Beben sangre de copitas, y cuando lo hacen se dejan ir como si estuvieran en un viaje de heroína. Los vampiros lánguidos de Jarmusch (inspirados en “Diarios de Adán y Eva” de Mark Twain) son especialmente ventanas a la humanidad. Son testigos de la historia y se regodean de todos sus logros (de Christopher Marlowe a Motown), aunque también se desesperan por sus fracasos (el estado lamentable de la ciencia).

Adam, taciturno y vestido de negro, reúne instrumentos y hace música con equipos análogos, que en realidad son de la banda de Jarmusch, Squrl. Eve, suave y blanca, llena su maleta de libros que desde “Don Quijote” hasta las pinturas de Basquiat. Quizá no estén ni muertos ni vivos, pero Adam y Eve —algunos los podrían calificar de hipsters — están totalmente cautivados por las glorias de la literatura, la música, la filosofía y la ciencia, de un modo muy similar a Jarmusch.

“Realmente he tratado de organizar mi vida de manera que tenga todo el tiempo que pueda para investigar cosas interesantes porque siento que ese es mi trabajo”, dijo el artista. “Cuando era joven y tuve la gran oportunidad de pasar un tiempo con Nicholas Ray, me dijo varias veces: ‘Hacer películas no sólo se trata de estudiar cine. Se trata de todo”.

Jarmusch, de 61 años, es un ícono de Nueva York y un precursor del cine independiente de las décadas de 1980 y 1990. Podría parecer una figura relajada y austera, que suele esconderse de los reflectores. Pero al platicar con él está dispuesto a abrirse de manera dulce y sincera, con su voz de barítono, ante las cosas que lo emocionan. Trata de ver una película al día, pero se queja de que sólo ha podido ver 50 en lo que va de este año.

Dijo que se volvió una esponja tal mientras crecía en los suburbios de Akron, Ohio, gracias a su madre, que era crítica de cine antes de que él naciera, y su abuela, que le regaló un libro de Proust cuando tenía 16 años. Estaban “abiertas a muchas cosas”, expresó.

Cuando llegó a Nueva York en los años 70 para estudiar poesía en la Universidad de Columbia, tuvo una revelación mayor al buscar entre vinilos usados, en la librería Stand y en los clubes nocturnos del East Village. Se volvió parte de la Nueva York de Lou Reed, Andy Warhol y Patti Smith.

Desde su primera película de muy bajo presupuesto, “Permanent Vacation”, a la más reciente, “The Limits of Control”, sus cintas siempre han tenido un distintivo ritmo lacónico y un minimalismo crudo. Los viajes suelen ser una fuerza que impulsa el drama. La vida nocturna (como las viñetas en taxis de “Night on Earth”) parece un hábitat natural para Jarmusch, quien también viste de negro.

Espera que “Only Lovers Left Alive” sirva como una especie de epitafio sobre la belleza de la vida: “No soy un hombre apocalíptico, pero no creo que nos quede mucho más tiempo”, dijo.

Aunque sigue involucrado con el cine, afirmó que cada vez las dificultades son mayores para encontrar financiamiento y distribución. Realizar “Only Lovers” le tomó siete años. También fue obligado a filmar en digital por primera vez, y para ahorrar dinero, a realizar una parte en un estudio en Alemania.

“Me sentí como un lobo al que estaban domesticando”, dijo Jarmusch, al tiempo que añadió que ya no puede “seguir su juego … Para mí ya fue suficiente y no quiero hacer otra película bajo las circunstancias en las que hice ‘Lovers Left Alive”’.

Recientemente se ha dedicado más a la música. Sus múltiples proyectos incluyen una obra de teatro musical sobre el inventor Nikola Tesla, al cual hace referencia en su película “Coffee and Cigarettes”.

Y aunque Jarmusch siempre estará ligado al alguna vez macabro Lower East Side de Nueva York, ahora pasa gran parte de su tiempo en su casa en los Catskills. Se califica como un micólogo amateur y un aspirante a observador de aves.

“Tenía unas ardillas que alimenté por un tiempo y que nunca toqué, pero caminaban sobre mí”, dijo Jarmusch. “Estaban tan acostumbradas, salía y se sentaban junto a mí, simplemente se la pasaban ahí, sin miedo. Saben que soy el tipo canoso que les lleva comida”.

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