La Constitución liberal de 1857 no caminó por un camino fácil. La reacción de los conservadores y la jerarquía eclesiástica no se hizo esperar: Excomulgó a todos los que habían aprobado esta ley y utilizaron a la madre del presidente Comonfort como instrumento de presión para infundirle terror con las llamas del infierno y hacerlo defeccionar. De esta manera, dieron un golpe de Estado a la Constitución que él mismo había jurado.
Así las cosas, los conservadores desconocieron la legitimidad de la Carta Magna del 1857, pues se resistían a acatar las Leyes de Reforma: La nacionalización de los bienes eclesiásticos, el matrimonio como contrato civil, la Ley del Registro Civil, la transformación de los camposantos en cementerios administrados por el poder civil, la Ley de Libertad de Cultos, la secularización de la educación y fin al fuero eclesiástico. Lo anterior dio lugar a una cruenta guerra civil, que se extendería hasta la derrota del Imperio de Maximiliano y la derrota definitiva de los conservadores, a mano de los liberales.
El pensamiento liberal es, de hecho, la ideología revolucionaria del pensamiento democrático, de la separación de Iglesia-Estado, la libertad de pensamiento, libertad de expresión, libertad de credo e igualdad de oportunidades. Estos conceptos son la expresión más clara de la Constitución de 1857.
Los conservadores, por su parte, defendían la fe sobre la razón, la tradición y jerarquía sobre la igualdad, los valores colectivos frente al individualismo, la preeminencia de la ley de Dios sobre la Constitución y mostraban un rechazo total hacia el cambio y la innovación. En esa sociedad conservadora, una élite naturalmente privilegiada por nacimiento, riqueza y educación, estaba destinada a gobernar, respaldando plenamente los privilegios para los de su clase y canonjías de la oligarquía y jerarquía eclesiástica.
Así las cosas, la Constitución liberal de 1857 fue la luz que iluminó el camino y la inspiración para lograr la síntesis de la Revolución mexicana expresada en la Constitución de 1917. Los caudillos victoriosos, Obregón y el primer jefe del Ejército Constitucionalista, Venustiano Carranza, se vieron envueltos en una lucha ideológica que se resolvió en el Congreso Constituyente de 1917.
Los diputados obregonistas, liberales, pertenecientes a la francmasonería, liderados por el general Francisco J. Múgica, prevalecieron sobre los carrancistas en la redacción de los artículos fundamentales (3º, 27, 123, 130, entre otros) de la nueva Constitución. El proyecto original de Carranza fue reelaborado por 79 constituyentes masones, de un total de 118 en el pleno, logrando que la Constitución de 1917 reflejara las ideas liberales al establecer una clara separación entre Iglesia-Estado.
La nueva Constitución retuvo gran parte de los preceptos de la de 1857, especialmente en lo concerniente a los derechos humanos, “garantías individuales”. El Poder Legislativo dejó de ser unicameral, dividiéndose en cámaras de diputados y senadores. Destacaron contribuciones como la libertad de culto, la enseñanza laica y gratuita y la jornada de trabajo limitada a 8 horas, así como la libertad de expresión y de asociación y las garantías individuales garantizadas por el juicio de amparo.
Pero, a lo largo de los años, la Constitución ha experimentado diversas modificaciones para adaptarse a los cambios políticos y sociales de México. Reformas como: el reconocimiento del derecho de voto para las mujeres en 1953 y la concesión de la ciudadanía a todos los mexicanos a partir de los 18 años en 1969. Actualmente se han implementado reformas en el ámbito educativo, energético y pensionarias, entre otras y el Presidente, anunció 36 reformas constitucionales que presentará el 5 de febrero, aunque probablemente no serán aprobadas.
La crónica del 17 de noviembre de 1916 relata cómo Venustiano Carranza, acompañado por una comitiva de generales, entre ellos Álvaro Obregón y Francisco L. Urquizo, se dirigió a Querétaro para establecer la capital de la República, donde se instaló el Congreso Constituyente. El proyecto constitucional presentado por Carranza no fue el que finalmente se aprobó, ya que carecía de aspectos sociales.
Fue necesario regresar a Querétaro meses después, el 5 de febrero de 1917, para firmar el nuevo documento, uno de los más avanzados y progresistas del siglo XX por su contenido social. Los diputados masones, alineados con el general Obregón, contribuyeron significativa al México contemporáneo. La Constitución liberal ya cumple 106 años de vida y ha sido objeto de 252 decretos de reforma que significan 748 cambios a su articulado que implicó la modificación de 11 artículos constitucionales: 1, 3, 11, 15, 18, 29, 33, 89, 97, 102 y 105.
Considerando lo anterior, nace la inquietud de si el siguiente gobierno de la República ¿debería convocar al constituyente con la finalidad de darle al país una nueva constitución? La historia de México la ha escrito la lucha de los liberales vs conservadores. Entonces, la gran incógnita sería: ¿Constitución liberal o conservadora y cómo encontrar a esos constituyentes libres, resueltos y patriotas sin miedo para hacer posible una nueva Constitución que refleje los sueños, anhelos y esperanzas de los mexicanos? Los de entonces se veían gigantes, los de ahora son pequeños.
RAA