León, Guanajuato.- Peregrinos devotos de la Virgen de San Juan volvieron a la ciudad adoloridos de tanto caminar, algunos con llagas, otros vendados de rodillas y tobillos, pero todos satisfechos de haber cumplido un año más su promesa de visitar a la venerada imagen de la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción.
La noche del sábado, personas de todas las clases sociales, jóvenes y adultas se bajaban visiblemente cansadas de los autobuses que llegaban de San Juan de los Lagos.
Muchas usan sandalias gruesas o huaraches a causa de los pies hinchados, después de esquivar obstáculos físicos y logísticos, pues la urbanización ha comenzado a alterar las rutas tradicionales. Pero su fe sostiene a las y los sanjuaneros.
“Fue mi primera vez, pero vengo bien acabada, bien ampollada, pero es muy bonita la experiencia. Salimos ayer viernes a las 9:30 de la mañana de la Y (punto donde el bulevar San Juan Bosco se convierte en la carretera León-Lagos), casi no descansamos. Nos la aventamos caminando y llegamos al templo hoy como a las 3 de la tarde”, contó, jovial, María de los Ángeles Ramírez, de la colonia Valle de San Bernardo.
“Se sintió un alivio llegar y ver a toda la gente y saber que todo el esfuerzo que hiciste valió la pena. No tenía manda, fui por gusto con mis tías y unas conocidas, nueve personas en total. Ahorita siento que ya se me reventaron algunas ampollas. Estoy acostumbrada a caminar, pero no tanto. Pero, ¡qué bonito fue!”.
Con los años, la experiencia de estas personas ha ido cambiando. Laura Monreal, de la colonia Delta de Jerez, cuenta que este año encontró tramos donde ya no se les permite el paso, por lo que deben ir entre mallas ciclónicas y aquellas con más experiencia guían a las demás por otro lado.
“A nosotros nos tocó salirnos por una carretera y salimos a unas cinco cuadras de Bachoco y nada más subimos por el puente, pero ya está muy cerrado, ya no nos dejan el camino muy libre a los sanjuaneros. Algunos se pasaban por alumbrados y otros tomaban por la autopista, unas dos horas, y la verdad es muy peligroso. Los que se fueron por el lado de Bachoco dijeron que tuvieron que rodear mucho”.
Laura contó que iba en un grupo de tres personas, pero dos se quedaron en el camino, ella recorrió sola desde Las Cruces hasta el final. Explicó que ese punto es peligroso por lo difícil del camino, en picada, y por ir jugando o distraídos, muchos jóvenes se lesionaron.
Al preguntarle qué sintió cuando entró al templo, dijo “¡Me vas a hacer llorar! Sentí muy bonito, entras y para bajar al templo, sí son muchas vueltecitas, pero cuando llegas con la Virgen es una emoción muy bonita, hay mucha gente grande, que te sorprende -que estén ahí- y te echan muchas porras para poder llegar. Mucha gente que te da agua, naranjas, refresco, pastillas, uy, eso fue lo que más nos ayudó”.
Karen Jaramillo, de las Joyas de Castilla, dijo: “Salí el viernes en la noche de la Y, caminé 17 horas continuas. Llegué hoy al templo a las 2 de la tarde, con mucha alegría de ver a la Virgen”.
Ella no llevaba manda, es decir, no fue en agradecimiento por un favor concedido o pedido, solo fue la promesa de irla a ver. Lleva ocho años seguidos, junto con su familia.
Todos comentaron que había seguridad, con ambulancias, policías y militares cuidándolos en el camino.
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