El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, se declaró ganador de las elecciones presidenciales, cuando aún no se publicaba ningún resultado oficial sobre el conteo y pese a los cuestionamientos por la prohibición constitucional a la reelección inmediata.
En un mensaje en X, antes Twitter, el mandatario salvadoreño aseguró haber cosechado una votación “récord” que, de acuerdo con sus números, superaba el 85% y le garantizaba 58 de 60 diputados en la Asamblea, un punto clave para mantener el régimen de excepción y su política de mano dura contra las pandillas.
El mandatario salvadoreño buscaba renovar su mandato por otros cinco años, hasta 2029, y revalidar su estrategia de seguridad pese a las críticas.
Los resultados oficiales estaban previstos para después de las 21.00 de la noche y el anuncio de Bukele llegó dos horas después del cierre de centros de votación. Convocó a sus seguidores a celebrar la victoria frente al Palacio Nacional.
En ambiente de celebración, cientos de personas se reunieron tras el mensaje presidencial en la principal plaza de la capital salvadoreña con banderas, camisetas e incluso carteles con la figura de Bukele.
Delya Rodríguez, de 31 años, se mostraba entusiasmada por los resultados. “Me considero una fanática de Bukele, ésta es la primera vez que soy una fanática de un partido”, aseguró la mujer que tiene una granja de pollos y cree que los partidos tradicionales nunca han hecho nada a favor de personas como ella.
Sobre las críticas a Bukele, las ataja directamente: “Es un presidente único y diferente en la historia. Es histórico.”
Horas antes, tras votar acompañado de su esposa, el mandatario ya ofreció declaraciones en las que defendió su política de mano dura contra la delincuencia y las pandillas. Animó a sus votantes a respaldar su proyecto para no perder ni un diputado en la Asamblea y así mantener “la herramienta que nos ha funcionado”, en referencia al régimen de excepción en el que permanece el país desde hace casi dos años.
Su popularidad está apuntalada en el cambio en el ambiente de seguridad que, según encuestas de opinión ciudadana, se vive el país centroamericano. En el pasado, El Salvador fue señalado como uno de los más violentos del mundo.
En respuesta a preguntas de periodistas, rechazó las críticas externas a su modelo de seguridad y defendió que El Salvador dejó de ser la capital de los asesinatos del mundo y “no lo hemos logrado con una receta extranjera, sino con el régimen de excepción”.
DMD