Aunque los legisladores de Morena han dicho que las reformas propuestas por el Presidente serían revisadas hasta abril, por el lado del Senado se comenta que tres de esas iniciativas podrían transitar rápidamente y con el apoyo de los partidos de oposición.
La primera (de dudosa prioridad) es la llamada Ley de Bienestar Animal, que básicamente prohíbe el maltrato a los animales en cualquiera de sus formas. Falta ver si en este nuevo ordenamiento se incluyen las corridas de toros y las peleas de gallos, que tanta polémica causan entre la sociedad.
La segunda es la iniciativa que propone otorgar facultades especiales (por si los usos y costumbres no son suficientes) a los pueblos y comunidades indígenas. Donde se podrían atorar las cosas es en la idea de otorgarles poderes que no tienen otros ciudadanos, como que su aval sea obligatorio para obras (públicas o privadas) que pasen por sus regiones.
Y la tercera es algo que ya está más que plasmado en el marco legal, pero que al Presidente le interesa que sirva para hacer campaña electoral: la pensión para adultos mayores a partir de los 65 años.
El resto del paquetazo de reformas será motivo de largos, acalorados y muy electoreros debates.
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El que podrá respirar aliviado es Roberto Gil Zuarth, pues todo indica que la Fiscalía de Combate a la Corrupción, a cargo de María de la Luz Mijangos, le dará carpetazo a la investigación contra el ex senador panista por el presunto manejo irregular de más de 400 millones de pesos. Un mandato judicial le dio la razón.
Más allá de que eso le quite un obstáculo para ser postulado en alguna de las listas de candidaturas, ya ha dicho que no está interesado en ello.
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¡Ah, caray! A la senadora morenista Lucía Trasviña se le hizo bolas el engrudo diplomático, pues en un encuentro de la Comisión de Trabajo, le pidió al embajador Ken Salazar que se meta… ¡en la política mexicana!
A la legisladora se le hizo fácil exigirle al representante norteamericano “apóyenos”, en el sentido de que haga algo para frenar a la ultraderecha. Es decir, que los grupos de la sociedad civil no reciban ningún tipo de ayuda o financiamiento desde Estados Unidos.
Con todo el tacto que lo caracteriza, Salazar se tocó el sombrero y la mandó a volar diciendo que él no interviene en el proceso electoral. Lo curioso es que mientras los morenistas critican a Xóchitl Gálvez por su gira a Estados Unidos, la senadora Trasviña pide la intervención directa… ¡del embajador!