“El más delicioso de todos los privilegios: gastar el dinero de otra gente”.
William Cabell Bruce
Por fin el gobierno decidió apoyar la búsqueda de desaparecidos. o bueno, por lo menos de uno, aunque no en nuestro país.
El presidente López Obrador no se ha preocupado de los desaparecidos en México, al grado de que se ha negado a ver a las Madres Buscadoras para evitar “la politiquería”, como dijo el 31 de julio de 2023. Sin embargo, sí recibió en Palacio Nacional, el 21 de julio de ese año, a Estela de Carloto, presidenta y fundadora de las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina, un referente internacional de la lucha contra la desaparición forzada. El 23 de agosto, también de 2023, forzó la renuncia de Karla Quintana de la Comisión Nacional de Búsqueda, quien posteriormente señaló que el gobierno trataba de “reducir los reportes de desaparición, principalmente en este sexenio”.
Ahora AMLO está utilizando recursos del erario para buscar los restos de un desaparecido, sí, pero solo de uno. Se trata de un “general revolucionario”, Catarino Erasmo Garza Rodríguez, quien falleció en la isla de Bocas del Toro, hoy Panamá, en 1895.
El esfuerzo no es pequeño. El equipo que viajará a Panamá para participar en la búsqueda estará formado por 20 militares, más tres tripulantes del avión que los trasladará, y 60 marinos. Los soldados realizarán trabajos de excavación mientras que los marinos harán “labores sociales y de interacción comunitaria”. Además, viajarán 11 funcionarios de la Secretaría de Gobernación, integrantes de la Comisión Nacional de Búsqueda, y dos de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Este equipo trabajará en Bocas del Toro desde el 19 de febrero hasta el 24 de abril de este año. El Senado ya aprobó el traslado de los militares a Panamá por 49 votos a favor, 15 en contra y 12 abstenciones. No hay información acerca de cuánto costará esta búsqueda.
En repetidas ocasiones el presidente ha demostrado que su austeridad republicana no se aplica más que a los gastos que a él no le gustan, como a los organismos autónomos. En otras cosas es extraordinariamente dispendioso. Esta expedición a Panamá es un ejemplo significativo de la manera en que usa recursos públicos para para pagar por sus ocurrencias u obsesiones, aunque es un gasto que no se encuentra ni remotamente cercano a los realizados para sus elefantes blancos, como el AIFA, el Tren Maya o la refinería de Dos Bocas.
Catarino no fue realmente un general, sino un periodista crítico, nacido en Matamoros, Tamaulipas, que se levantó en armas contra el régimen de Porfirio Díaz y terminó peleando en la guerra civil colombiana hasta morir en 1895 en la isla de Bocas del Toro, que era entonces parte de Colombia. López Obrador se ha interesado tanto en él que publicó un libro sobre sus andanzas en 2016.
El dispendio en esta búsqueda en Panamá es particularmente irritante porque contrasta con el desprecio que el presidente ha mostrado por los familiares de los desaparecidos. La Comisión Nacional de Búsqueda ha contado con pocos recursos y los familiares de los desaparecidos han tenido que enfrentar no solo grandes dificultades para realizar sus búsquedas, sino ataques mortales. El caso más reciente es el de Angelita Meraz León, dirigente del grupo Unión y Fuerza por Nuestros Desaparecidos de Baja California, asesinada este pasado 8 de febrero en Tecate.
Mientras el gobierno se desinteresa de los desaparecidos mexicanos, y les niega apoyos o por lo menos un encuentro, utiliza recursos para la búsqueda de los restos de un revolucionario del siglo XIX. Entiendo y comparto el interés del presidente por la historia, pero no es aceptable que use recursos públicos para encontrar los restos de un personaje solo porque a él le parece atractivo.
Bloqueos
Eunice Rendón reporta por X cómo unos policías de la CDMX golpearon a un camionero que bloqueaba la autopista México-Cuernavaca ayer. Algunos de los automovilistas lo celebraron. Entiendo la causa de los transportistas, pero hay un cansancio cada vez mayor con los bloqueos.
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