Hay que ser necios, hay que ser tercos. Entonces aquí estamos, estamos siendo necios, como dice él, estamos siendo tercos”.
Clemente Rodríguez, padre de Ayotzinapa
Mientras el presidente López Obrador daba su conferencia de prensa ayer, un grupo de normalistas y padres de Ayotzinapa golpeaba una de las puertas laterales de Palacio Nacional, sobre la calle Moneda. Desde el interior, el personal de seguridad lanzó lo que parecía gas lacrimógeno. Minutos después los normalistas tomaron una camioneta de la Comisión Federal de Electricidad y con ella destrozaron la puerta de madera. Algunos activistas entraron a Palacio y permanecieron unos minutos en el interior, asombrados quizá de haber podido ingresar, para después retirarse al campamento que mantienen en el Zócalo. Solo entonces llegó un contingente de granaderos-que-no-son-granaderos para resguardar el boquete.
Clemente Rodríguez, uno de los padres de los normalistas, nos explicó en radio a Guadalupe Juárez y a mí que llevaban un documento pidiendo que el presidente los recibiera y les entregara “800 folios” que supuestamente tiene la Secretaría de la Defensa. “Pensamos que [el presidente] iba a salir, pues para entregarle el documento. Y qué fue lo que recibimos, pues recibimos gases lacrimógenos, y por eso tuvimos que entrar a la fuerza, pues no hay otra manera de exigir. Como dijo el presidente: hay que ser necios, hay que ser tercos… Es su palabra, es su lema de él. Entonces aquí estamos, estamos siendo necios, como dice él, estamos siendo tercos”.
Este grupo, encabezado por el abogado Vidulfo Rosales, ya había tenido varias reuniones con el presidente y el subsecretario de gobernación Félix Arturo Medina. Se retiró, sin embargo, cuando encontró en una reunión con el subsecretario a “estos padres, estos judas”, según Rodríguez, un grupo diferente de padres de normalistas. “Ellos están exigiendo reparación del daño. No les interesa lo que pasó a sus hijos. No podemos tener una reunión con ellos, que son traidores”.
El presidente rechazó reunirse ayer con los padres, pero dijo que lo hará en “20, 15 días más”, cuando termine la investigación que supuestamente está llevando a cabo personalmente. Se quejó una vez más de una conspiración de los abogados de los padres y organizaciones que presuntamente manipula el senador Emilio Álvarez Icaza, como el Centro Pro de Derechos Humanos, “la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA” y “grupos conservadores de derecha apoyados por gobiernos extranjeros”. Añadió: “Muchos de los padres ni siquiera tienen toda la información porque les prohíben los abogados hablar con nosotros”.
Rodríguez lo explicó en la entrevista: “Si yo no soy investigador. Están nuestros representantes dándole seguimiento. Deben estar nuestros representantes abogados y el grupo de expertos independientes porque nosotros los padres no sabemos nada de leyes. A nosotros nadie nos manipula”.
A mí me parece, sin embargo, que estamos viendo un juego de manipulaciones. El presidente prometió en campaña resolver el caso sin conocer sus elementos. Cuando llegó al poder, el grupo que ayer rompió la puerta le exigió declarar que “fue el Estado”, pero no solo no había pruebas, sino que afectaba al Ejército con el que el presidente tiene una alianza. López Obrador encarceló así a un chivo expiatorio, el exprocurador Jesús Murillo Karam, pero los fiscales permitieron la liberación de los asesinos. Finalmente, la FGR no ha querido cerrar el caso, virtualmente resuelto, porque no ha enviado a Innsbruck para examen genético, como pidió la CNDH en noviembre de 2018, 114 restos encontrados en el basurero de Cocula, ya que esto podría ratificar que los normalistas fueron asesinados por criminales y no por el Estado. Y en este caso el dogma político es más importante que la verdad.
Contingencia
Una vez más se aplica una contingencia ambiental en la Ciudad de México. Ordenar que dejen de circular autos, sin embargo, no ha ayudado a resolver el problema; solo castiga a quienes necesitan los vehículos para trabajar.
www.sergiosarmiento.com