Es muy posible que la región con mayor potencial para crecer en todo el planeta en los próximos diez años sea el Estado de Texas en Estados Unidos. Esa es la conclusión del geopolítico, Peter Zeihan, en su libro The Absent Superpower: the Shale Revolution and  a World without America.

La principal razón de ello es que ahí se encuentran pletóricos depósitos de shale, una formación que engendra hidrocarburos de gran relevancia, debido a su capacidad para producir petróleo y gas. Este descubrimiento es quizás el más importante en los últimos años, pues quiere decir que Estados Unidos se ha emancipado de la energía del Medio Oriente y, por lo tanto, de una zona que les ha causado múltiples pesadillas. 

La prosperidad futura de Texas debería considerarse una buena noticia para México, debido a nuestra vecindad con ese Estado de la Unión Americana y porque la comunidad méxico-americana tiene una gran influencia en el Estado de la estrella solitaria.
Las buenas noticias son, sobre todo, para el norte de México que, indudablemente, será el beneficiario directo del crecimiento de Texas y de su irradiación a los Estados circundantes. 

Si Estados Unidos refrena su instinto chauvinista, la intensidad de las relaciones entre Texas y los Estados norteños mexicanos será cada vez mayor.

Ahora bien, ¿cómo puede beneficiarse el resto del país de esto? La solución la ha adelantado el propio Zeihan: la Ciudad de México debe convertirse en una una metrópoli cosmopolita y conectarse, vía un sistema multifacético de transporte, con Texas. Esta posibilidad ya no es una utopía, debido a la gran revolución de los transportes que ha ocurrido en los últimos años. Un ejemplo de ello es el llamado hyperloop, un nuevo tipo de tren que circula dentro de un tubo de vacío y que puede alcanzar velocidades de 1,000 kilómetros por hora.

Esto querría decir que, partiendo de la Ciudad de México, uno podría estar en Houston en una hora y media, por más increíble que parezca. La cuestión es que este medio de transporte sería relativamente barato, de acuerdo con especialistas en esta tecnología. El hyperloop podría transportar mercancías y también pasajeros. La tecnología que le da sustento ha sido impulsada por Elon Musk, aunque por ahora se encuentra en una fase de investigación pero se dice que será operacional en poco tiempo. 

El hyperloop no es la única alternativa. Se pueden pensar en trenes bala, como los que circulan en Japón, en supercarreteras, que facilitan la circulación de autos y camiones de gran velocidad, en vuelos especiales entre la ciudad de México y varias metrópolis texanas. Si se piensa correctamente, las posibilidades son ilimitadas. 

De realizarse este proyecto, se clausuraría el alejamiento cultural de la Ciudad de México respecto a Estados Unidos. Sería un hecho de gran relevancia para el país. Es necesario comenzar desde ahora a planear un futuro donde América del Norte, que incluye a México, sea una realidad práctica para los tres países que la conforman. Ese día vendrá, más temprano que tarde.

 

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