El gobierno federal por décadas ha tenido “delegaciones federales” en todos los estados de la República. Nombrados por el partido en turno, los funcionarios de primer nivel tienen el presupuesto federal para ejercerlo en los estados y son de la misma militancia partidista que el partido en el poder. 

Este sexenio, con la creación de la figura de “Super Delegados” y con la política de entregar directamente apoyos al pueblo, sin intermediarios, las Delegaciones federales redujeron considerablemente su actividad al reducirse mucho del presupuesto asignado.

En este recorrer como “adulto mayor” por las calles de León, visito espacios e instituciones y ahora pude visitar las oficinas de las Delegaciones federales. Visité 10 de ellas y constaté el estado tan traqueteado de sus instalaciones y pude intercambiar amenamente puntos de vista con funcionarios de ventanillas. 

El gobierno federal, sabemos, retiene el 80% de la riqueza vía impuestos que generamos los mexicanos en tanto que un 10% se regresa a los estados y otro 10% a los municipios, célula básica de nuestra República. Esto refleja la enorme capacidad financiera que tiene el gobierno federal al recabar los impuestos por renta y por valor agregado.

La información del SAT mostró que, en el 2023, la recaudación de impuestos dejó al erario público 4 billones 517,730 millones de pesos, lo que representó un crecimiento de 12.3% en comparación con lo recaudado en el 2022. Esto quiere decir, que el gobierno del Presidente AMLO ha incrementado la recaudación por la riqueza que generamos los mexicanos. Y, por tanto, en teoría, se tiene un mayor presupuesto público para ejercer y que se va al consumo vía los 30 millones de apoyos sociales del color del partido en el poder y que entrega el gobierno federal.

El Presidente ha insistido que hay un “gobierno rico” con un “pueblo pobre”. Ha pregonado la necesaria austeridad republicana para el gobierno y esto se ha reflejado en recortes drásticos en el gasto de operación y de inversión en algunos de los estados

Guanajuato es un caso que lo evidencia, pues en este sexenio, el gobierno estatal dejó de recibir de vuelta, 5 mil trescientos millones de pesos de impuestos que antes nos devolvían, pues son producidos por nosotros los guanajuatenses.  

Guanajuato registró un faltante de casi 5,300 millones de pesos en participaciones federales en 2023, a pesar de ser la quinta economía más importante del país. Para cubrir el déficit, el estado ha más que duplicado sus ingresos propios en cinco años.

El efecto que tiene el recorte brutal que ha hecho el gobierno federal a los estados, se refleja también en la operación de sus Delegaciones federales. Tomando como muestra Telégrafos, Correos, PROFECO, SRE, IMSS, Economía, SEMARNAT, Bienestar, SCT, vemos el enorme deterioro de sus instalaciones y el sentir de sus trabajadores. Es como ver salir de las Oficina de Correos las bicicletas y motocicletas con morrales de piel, cuando pasan por las avenidas, modernos camiones de empresas privadas de mensajería.

Las instalaciones gubernamentales, son en buena parte, reflejo de la situación presupuestal. Baños sucios, vehículos descompuestos, almacenes llenos de chatarra, áreas de visitas con basura y sin pintura, dan cuenta de la reducción de gasto público. Instalaciones que fueron en el pasado espacios dignos para atender a emprendedores como la Delegación de Economía, denotan el abandono y la ausencia de programas o convocatorias de apoyo a empresas y empresarios. Otros como el INAH de plano reflejan no solo dinámicas laborales complejas, sino la carencia completa de personal y de presupuesto para proteger el patrimonio cultural de la región.

Tener plazas en el gobierno federal, fue durante algunas décadas, un espacio de trabajo atractivo en salario, condiciones laborales, instalaciones y que se complementaba con una relativa seguridad en el empleo. 

Hoy las cosas son distintas y el clima laboral en boca de personal operativo, da cuenta de la realidad de las condiciones actuales de las oficinas. Resultado de la política presidencial de reducir a estado “franciscano” el gasto público, son ahora las oficinas de representación federal en nuestro estado. 

Algunas remodeladas recientemente como las de la SRE ya comienzan a reflejar también, la falta de presupuesto para atender a la ciudadanía. Cosas de la vida: en esta etapa de enorme actividad económica en Guanajuato, parecería que estamos al revés: tenemos un “estado rico con gobierno federal pobre”.  

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