Amanecemos en Guanajuato capital con la noticia de que el abogado Roberto Saucedo Pimentel encabezará al partido Verde como aspirante a alcalde de nuestro municipio. Roberto es un hombre comprometido con las mejores causas de la sociedad y es un abogado litigante competente y enjundioso en los asuntos que patrocina.
Con esta novedad apenas se abre una fisura en el esquema partidocrático del municipio capitalino. El PAN y Morena con enorme cuidado, con la lámpara de Diógenes, buscaron entre sus huestes a los peores candidatos que podrían postular. Inicialmente, Acción Nacional bajó de la candidatura a Samantha Smith, esposa del inefable Alejandro Navarro, quien será juzgado por la historia como el peor munícipe de Guanajuato. En el PAN se intentó, apoyado por el potente grupo de los exgobernadores, posicionar como candidato a Juan Carlos Romero Hicks; sin embargo, el grupo navarrista logró desbarrancar esa potable candidatura. Contra viento y marea, amenazando con incorporarse a otra fuerza política y contando con el respaldo de Juan Carlos Alcántara, hombre de confianza del gobernador, terminaron convalidando una postulación perdedora de saque, la de Samantha.
Morena tenía frente a sí las mejores candidaturas que se podían presentar en esta localidad: Paloma Robles Lacayo y Roberto Loya. Paloma era avalada por un acucioso trabajo como regidora y activista social. Roberto Loya, con un buen historial como candidato y funcionario público, muy conocido en esta comuna, y que ya se había construido una organización de apoyo electoral. Pero he aquí que las malas artes de la política realizaron una trágica maniobra para encontrar un candidato impresentable: Jorge Rodríguez Medrano, un conocido locutor y empresario de un medio de televisión pueblerino, cargado de conductas negativas y denuncias judiciales. No había nadie peor a la vista… por supuesto, lo escogieron como candidato de Morena. Ni modo de dejar pasar la oportunidad de oro de reclutar a un político amoral y torvo.
Luego tocó el turno de Movimiento Ciudadano que designó a la regidora Liliana Zárate, quien realizó un trabajo de contención y oposición a las locuras y ocurrencias del alcalde capitalino. Debemos agradecerle su valiente tesón.
Desde el Verde Ecologista, Roberto Saucedo Pimentel no hace promesas alegres. Nos advierte que uno de sus objetivos es mostrar a la ciudadanía quiénes son Samantha y Medrano. Intentará ganar, aunque en política, no siempre se compite para vencer, como muchos creen y desde esa premisa construyen elevadas expectativas. Hay ocasiones que la competencia tiene otras intenciones: que otros no salgan victoriosos, por ejemplo. Y ese es inicialmente el caso que nos ocupa. Saucedo comienza imaginando un objetivo diferente y disruptivo, que sacuda a sus principales oponentes: defenestrarlos socialmente. Por lo pronto, trae bajo el brazo una sentencia firme ganada a Rodríguez Medrano para que le pague medio millón de pesos por daño moral. Temas de corrupción y abusos estarán a su disposición, escudriñando un poco el historial político y administrativo de los Smith-Navarro. El alcalde es un importante coleccionista de abusos e ilegalidades.
Enfrentarse a un buen abogado litigante no es la mejor opción para políticos de mala catadura. Siempre están lanza en ristre, frente a la posibilidad de presentar denuncias bien estructuradas. ¿Quieren debatir? Los buenos jurisconsultos están moldeados para sostener una discusión ágil y agresiva, que no solo liquide al adversario, sino que lo ridiculice y lo reduzca a caricatura. Es un buen recurso retórico.
Debemos celebrar la decisión de quienes no temen enfrentar, en una contienda desigual, a dos funestos candidatos de pésima manufactura. Es hora de construir un nuevo escenario ciudadano, que deslegitime a las partidocracias que solo buscan cobertura política para hacer negocios. En el caso de que gane alguna de las terríficas opciones entre el PAN y Morena, la estrategia será que lleguen al ayuntamiento totalmente deslegitimados con la ciudadanía y sin la menor reserva de confianza en su gestión. Que su espíritu quede hecho añicos, que sean moralmente derrotados y que el miedo a los ciudadanos los colonice y deprima.
Para lograrlo habrá que patear el tablero electoral y establecer un nuevo juego en el que puedan ganar los ciudadanos y no solo los malos políticos, dedicados a medrar de los presupuestos. Sería una gran lección para todos.
RAA