El 2 de junio tendremos no solo la votación más grande de nuestra historia, sino también la más complicada. Esta será la primera elección que el PRI no tenga candidato presidencial; será una en que el partido en el poder inicie con su candidata adelante en todas las encuestas a su favor (desde Fox a la fecha, resultaron triunfadores, los opositores que iniciaron atrás en las encuestas) y volverá a poner a prueba al sistema electoral, que ha sido reconocido por darle equidad en la contienda, como en la del 2018 en que resultó ganador el Presidente AMLO. Así como las tres anteriores últimas elecciones presidenciales, la del 2024 tiene una complejidad enorme, pero en mi opinión, ninguna como ésta, pues, aunque todo parece ya definido en la victoria de la candidata del oficialismo, lo complicado será si el margen de su victoria no fuera amplio y el Presidente AMLO, como ya lo anticipó, denunciara un “Golpe de Estado técnico”.

Veo que hay cinco factores que hacen verdaderamente crítica a la elección. El primero factor que anoto, es el enorme control que tienen de zonas del País, los carteles del narcotráfico y cuyas bases sociales apoyan al oficialismo y que votarán abrumadoramente para que la 4T continúe en el poder pues son sus aliados naturales, desde la declaración de la política de “abrazos y no balazos”. El segundo factor es el ataque del oficialismo del Presidente López Obrador hacia el árbitro electoral y aunque todo indica que la votación será ganada por margen amplio por Claudia Sheinbaum, en caso de que se diera una diferencia menor con toda seguridad, el todavía Presidente AMLO se lanzará -como acostumbra- contra el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral, acusándolos de parciales, a pesar de que nunca ha podido comprobar un solo voto falso. Incluso en caso de que estas instancias reconocieran las denuncias de que el Presidente ha utilizado el poder del Estado mexicano a favor del partido del Presidente, las cosas se complicarían más.

Otro factor que complica la elección, son los asesinatos a candidatos de partidos políticos, para que el crimen organizado coloque a sus favoritos, toda vez que los aspirantes rechazan hacer su voluntad. Esta situación que incrementa el número acumulado de asesinatos, manchará la elección en este País que no tiene ya respeto de la ley.  Hay un cuarto factor que es el abstencionismo, dado que en México el voto no es obligatorio y que los jóvenes que están por primera vez en edad de votar, lo harán, pero solo para obtener una identificación, pues en la segunda oportunidad de votar, su participación cae abrumadoramente.

El quinto factor que anoto, es que el Presidente de la República haya burlando sistemáticamente la ley electoral, desde que llegó al poder en el 2018, tomando partido por su movimiento y ha hecho que esta contienda electoral sea inequitativa. Es cierto que Vicente Fox también apoyó a su partido y que AMLO pidió con el famoso “Ya cállate chachalaca”, que dejara de ser parcial, creando, además Fox, el absurdo “desafuero” que al final fortaleció al candidato de la izquierda.

La elección también tiene hoy sus complejidades propias, pues en mi opinión el modelo presencial de mesas de casilla y de “voto por voto”, está agotado y la población no acudirá a participar en la organización de la misma manera como en el pasado. Considero que solo con el voto electrónico como alternativa y la obligatoriedad de votar, es como el sistema democrático en México a futuro se va a fortalecer. Seguramente, asistiremos a la última elección Presidencial con 32 organismos OPLE estatales, invento mexicano que solo existe en este folklórico País para que solo el INE administre las elecciones. Posiblemente asistamos a la última elección presidencial con tantos diputados y senadores plurinominales creados éstos, para darle fuero a los políticos que viven de nuestros impuestos.

Transitaremos por esta elección complicada con un organismo electoral con amplio reconocimiento social que le hizo invulnerable a los ataques del Presidente AMLO. Viviremos este 2 de junio nuevamente, una elección garantizada por el INE Instituto Nacional Electoral, que seguirá vivo gracias al apoyo de millones de mexicanos que le defendimos, evitando regresar a los años noventa en que las elecciones eran controladas por la Secretaría de Gobernación. Transitamos por una elección complicada que aún con todo, tendrá resultados confiables gracias a la participación ciudadana.  

 

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