Naufragó la condecoración. El almirante Rafael Ojeda Durán se presentó ayer en el Senado para recibir la presea “Armada de México“, pero se tuvo que regresar con todo y la famosa banda de la Marina con las manos vacías. La grilla y los pleitos entre legisladores opositores y oficialistas le hicieron esperar al secretario durante cuatro horas y, al final, sólo le dijeron “usted disculpe”.
Los senadores estaban citados por la mañana para la sesión en que se revisarían dictámenes de la Ley de Amparo y de Amnistía, pero antes estaba programado el reconocimiento al titular de la Semar. Pero la oposición boicoteó la sesión y no se logró el quórum de 65 senadores.
Pasadas las dos de la tarde ya hacía hambre y el almirante Ojeda se retiró del recinto senatorial, acompañado por la banda de marinos que no pudieron tocar ni una sola nota para el festejado.
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Será el sereno, pero las cosas que pasan en temporadas electorales solo pueden entenderse en México. Por las pifias del INE, miles de mexicanos en el extranjero, a quienes se les había dicho que sus papeles estaban en regla para votar el 2 de junio, de repente les dijeron que siempre no. Son mexicanos que trabajan o estudian, que se fueron ya sea sin papeles o que tienen la residencia legal en el extranjero. Ojalá la tremenda pifia se arregle, porque eso de que los presos sí puedan votar con mayores facilidades que un mexicano en el exterior como que nomás no checa.
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Por cierto, a ver cómo le va al INE con la selección de los moderadores del tercer debate presidencial. Se hizo con criterio “regional”, por lo que se invitó a una periodista del sur, la yucateca Elena Arcila; a otro del centro, Javier Solórzano; y a una del norte, la regia Luisa Cantú, aunque sus coordenadas parecen estar en otros lados. Ella colabora en programas de la televisión oficial donde suele confundirse el debate con propaganda de la 4T. Seguramente esa designación será considerada como favorecimiento a una candidata.
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Muchos se preguntan cómo va a justificar el morenista Eduardo Ramírez el gasto del vehículo de lujo en el que hace campaña para gobernar Chiapas, uno de los estados con mayores índices de pobreza. Se trata aparentemente de un todoterreno Polaris Slingshot, de tres ruedas y dos asientos… pintado como jaguar.
A bordo del animal motorizado llegó, por ejemplo, a San Juan Chamula donde más de uno vio con extrañeza ese desplante en una comunidad tan tradicionalista.
A lo mejor quiere emular el RZR de Sandra Cuevas de casi un millón de pesos o la Cybertruck de Samuel García. Pero para los pregoneros de la austeridad republicana, el jaguarmóvil de Eduardo Ramírez resulta una fiera del despropósito.