Un féretro de cristal, un demonio alado, una mariposa de metal, un balero zapatista, son algunos de los juguetes tradicionales que forman parte de la colección personal de Jaime Santoyo “el Señor del Barro”, fallecido en enero de 2016, que se exhibirá este mes en Bóveda, café-galería ubicado en Barrio Arriba.
Jaime Santoyo Márquez, artista, gestor cultural y curador del museo de la ciudad de León, fue un gran conocedor del arte popular mexicano, a lo largo de su vida atesoró objetos que hoy salen del baúl para recordar a grandes y chicos cómo se entretenían las generaciones anteriores a la llegada del internet.
Nacido en Guadalajara en 1947, llegó a León a fines de los años 80, una década después se incorporó al personal del Museo de la Ciudad y es especialmente recordado por el taller de barro que impartió por muchos años en la Feria Nacional del Libro de León.
De acuerdo a Jorge García Hernández, músico de convicción, maestro de yoga, gestor cultural y amigo de Jaime, cuando este murió, él le ofreció a Maru, la hermana del museógrafo, un espacio dentro de “la Casa Azul”, el espacio cultural que Jorge y su familia encabezaban, hasta que cerró en 2018. De ahí han seguido buscando que el legado de Jaime permanezca vigente.
“Es importante que el juguete esté itinerante porque de otra manera se maltrata mucho, tenemos que traerlo en exposiciones, para que esté bien cuidado y que la gente se dé cuenta de la grandeza de la cultura del país. Creo que es algo que le falta al sistema educativo, hacer que los niños se enamoren de su país y una de las mejores formas es hacerlo a través del juguete.
“Si vas guiando a los niños de buena manera -continuó Jorge- son una esponja: si les das cosas buenas, va a haber un corazón bueno. Les muestras todo esto y se abre la mente a la creatividad”.
Porque, utilizando la fuerza motriz, el ingenio y la imaginación, niños y niñas de muchas generaciones jugaron y se maravillaron con estas muñecas, calaveras, cestería en miniatura y en general, juguetes hechos de latón, yute, fibras naturales, cartón, madera, vidrio, aluminio y hasta plástico.
“A Jaime le gustaba coleccionar, yo creo que ni él se imaginó la cantidad de juguetes que tenía”, explica el artista y músico, al aclarar que hay en exhibición apenas una tercera parte del total del acervo.
Entre las piezas favoritas de Santoyo, citando a su hermana, hay un primoroso castillo de pirotecnia en miniatura, en tanto que en el bolero con motivos zapatistas (es decir, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, que se levantó en armas el 1 de enero de 1994 en Chiapas-) tiene evidentes golpes de la práctica: alguien estuvo jugando mucho con él.
Curiosamente, dijo Jorge García, en la colección personal de Jaime no se conservan piezas de barro, “su legado queda en sus alumnos y alumnas, lo que les enseñó, sobre todo por la pasión por el arte”.
“Niños y jóvenes se daban cuenta de todo lo que podían hacer con sus manos en ese momento. Lo rico de sus talleres era sentir lo húmedo del barro, cómo vas dándole forma”.
Aconsejó a las escuelas llevar a las y los estudiantes a conocer la exposición. “Crecería mucho el criterio y la esencia de los niños si parte de la educación fuera ir a los museos”.
También resaltó el orgullo leonés por su herencia cultural: “Creo que por eso consideran a León un pueblo ‘bicicletero’, porque todavía está muy arraigado a sus raíces. La gente del Barrio, del Coecillo, décimos este es mi barrio, aquí viví, acá estuvieron las tenerías”.
La exposición permanecerá hasta el 30 de abril en Bóveda, en torno de Arte, en calle Ignacio Rayón 503, Barrio Arriba.