Hay personas de todos tipos, a veces me he preguntado qué es lo que hace que la conversación se quede en un evento aislado o que por el contrario abra puertas y derribe barreras a mi alrededor. A veces rememoro y me pregunto ¿qué fue lo que me pasó contigo? Sentimos las similitudes como imanes poderosos, después los temas afines y vivencias parecidas nos fueron cercando el corazón, hasta que se vencieron nuestras resistencias y finalmente nos hicimos amigas.
Porque es sabido que en un momento dado de nuestro caminar, todos decidimos ser más cautos, cuidar los labios y andarnos con tiento porque hemos aprendido que no cualquiera es merecedor de nuestras confidencias, y aunque no podemos mirarlo pues no es visible, tenemos un seleccionador, una especie de radar de peligro integrado. Habrá quien no necesite esos filtros y pase por alto la hipocresía, para el que la presunción sea parte importante de su vida y disfrute alardear con otros similares complementándose en sus comentarios, como si pretendieran en su tonto afán duplicarse, consiguiendo volverse doblemente vacías.
Mirando atrás comprendo que teníamos gustos en común, día a día evoluciono el cariño como las siembras en el campo hasta que lo vimos crecer y llegó el día de la cosecha. La levantamos en gavillas y nos complacimos de haber sembrado tanto en tan buena tierra.
A veces trato de explicarme ¿qué es lo que siento cuando estoy contigo?, y pudiera resumirlo así; No necesito cuidarme las espaldas, puedo expresarme con franqueza y con verdad porque sé que no tienes la traición entre las manos. Y será por eso que mi plática fluye por senderos intrincados sin peligro, no vas a proferir comentarios insidiosos, estoy alejada de los riscos filosos y los voladeros en los que moriría sin remedio, transito tranquila en el refugio seguro de ti.
Cuando comienzo a hablar, salgo de mí para internarme por tus caminos, como si fueras una extensión a mis palabras en donde yo, viajera temporal, pisara tus senderos. Libre, siento un extraño desdoblamiento en el cual es posible explicarme mis temores, he descubierto que cuando te los expongo con palabras, dejan de dañar y puedo dimensionarlos.
Hay gente de todo tipo, la personalidad de cada cual se estructura, y al poco andar en la convivencia, nos damos cuenta que somos imanes humanos que atraemos o repelemos a algunas cuantas. A veces he cerrado la puerta entornada sin permitir la entrada a nadie más, solo para volverla a abrir porque la vida suele sorprenderme de vez en cuando.
Podría enumerar muchos tipos de personas que van o no van conmigo, pero he decidido hablar de las que son como tú. Para ser más específica, agradecida me detengo en ti, en ti concretamente.