Como muchos mexicanos, lleno de información y de publicidad partidista. A veces más esperando que esto acabe por la cantidad de desencuentros que provoca la polarización en los debates en el trabajo, en la casa, en la familia. Por eso, la máxima popular de que “en religión y política, nunca nos pondremos de acuerdo”. Y esto parece real, en un México, donde pasamos de tres décadas de tripartidismo a un bipartidismo (o “bi-aliancismo”) al darse en la práctica, en la contienda por la Presidencia, la elección entre dos proyectos de País, pues por un lado tenemos el proyecto de la 4T enfocado al desarrollo endógeno y por otro, el de la oposición, proponiendo regresar al proyecto exógeno.

El presidente AMLO nos metió a algo que no teníamos por décadas, que fue la figura presidencial tomando claramente partido por su candidata Sheinbaum y violando la ley electoral diseñada para que no generara todo el poder del Presidente, inequidades en la contienda. La victoria abrumadora de Morena y sus aliados en el 2019, llevó a los dos partidos históricos y hegemónicos, el PRI y el PAN, a aglutinarse para presentar un frente opositor pintado con un agonizante PRD. Así como han surgido otros partidos políticos hoy inexistentes, nace en 1999 Movimiento Ciudadano, cuyo dueño histórico es Dante Delgado y que surge a su vez de Convergencia por la Democracia y después Convergencia, denominaciones que al mismo producto se le dieron.

Ubicado en la social democracia, con militantes provenientes del debilitado PRI e incluso de la izquierda histórica, fue buscando ubicarse en el espectro político para proponer una “nueva política”, visualizando que el PRI y el PAN tenían ya hacia el 2019, serios problemas de credibilidad después de haber gobernado ya el País. Intuyendo esto, Dante diseñó una estrategia para proponerse como una tercera alternativa que podría plantearse en forma independiente a lo que se veía venir hacia la tercera campaña de AMLO: la contienda ya solo entre dos fuerzas políticas; por un lado, un frente de centro izquierda formado también por ex priistas y militantes de la izquierda histórica como lo fue Morena, y por otro, en dos fuerzas aparentemente antagónicas pero simbióticas, como el PRI y el PAN.

Así, nace este movimiento naranja buscando captar al electorado moderado de centro y con simpatías a los proyectos sociales de las mayorías, cansadas ya de los partidos tradicionales. Logran incluso ganar dos estados claves, emblemáticos del emprendimiento, como Jalisco y Nuevo León. Con una estrategia de medios enfocada a los jóvenes y a las redes sociales, captan a millones de electores hasta situarse en los umbrales del 7% en la elección del 2021. Hasta allí, todos bien. Incluso, su capacidad de resistir en sus mutaciones, al poder unipersonal, autocrático, casi eterno, de Dante Delgado.

Como lo calculó su líder, podría posicionarse en la elección del 2024 con un candidato joven, carismático, disruptivo como Samuel el gobernador del estado más pujante y empresarial del País (Alfaro de Jalisco había declinado por diferencias con el dueño del partido), pero apostaron al riesgo y perdieron. Al no tener candidato fuerte, atractivo, tuvieron que rellenar con Máynez, apostando a que pudiera colarse en la contienda para subir de su piso de votación histórico, creyendo que hay un segmento de votantes que no gusta de las polarizaciones entre Sheinbaum y Xóchitl y que Máynez capitalizaría a este segmento.

Las encuestadoras nacionales reflejan que después del segundo debate, el nivel de conocimiento de Máynez ha crecido, pero que permanece todavía para el electorado, la disyuntiva entre las dos candidatas. Tendremos con seguridad la primera Presidenta de México y será Claudia. La estructura del poder político, del ejército, del narcotráfico, de sus 22 gobernadores y los 30 millones de apoyo en las clases populares, la hacen invencible. Xóchitl con clases medias, profesionistas, emprendedores y empresarios, difícilmente podrá acercarse a menos de 20 puntos de distancia. Y Máynez solo tiene atraer a los segmentos universitarios para que lo lleven a rebasar el 8 %. Esta realidad, es que la “rebanada de naranja” no tendrá mucho que ganar en el 2024. Vendrán después de la elección nuevos liderazgos para democratizar a MC y que acuerden el nuevo rumbo que darán a su propuesta.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *