Qué Birmex ni que nada, en todo caso es “Bir… lada” la que le está propinando esta empresa al erario.

Esto al entregar la paraestatal que concentra la compra de medicinas para el IMSS e ISSSTE contratos, de forma por demás opaca y descarada, sin licitación para la adquisición de medicinas por trece mil millones de pesos.

Birmex, como ustedes recordarán, amables lectores, está en manos de los militares, quienes declararon que como los precios “son buenos”, según ellos, tomaron la decisión de burlar la Ley de Adquisiciones y entregar el megacontrato por dedazo.

Según esto, las medicinas se entregarán en la “Megafarmacia del Bienestar” que es un enorme jacalón que el Gobierno del Emperador Lopezuma le compró al Grupo Liverpool en 3 mil 300 millones de pesos.

¿Garantizará esto el abasto de medicinas, que han escaseado -sobre todo las oncológicas- desde que este Gobierno puso el pie en la pirámide?

Pues no de inmediato, ya que como ustedes se imaginarán, se otorgó el contrato, pero faltan -cuando menos- dos cosas: que las beneficiadas con el dinero surtan las medicinas y que lleguen a la megafarmacia para luego ser entregadas a los hospitales del IMSS y del ISSSTE.

Sepan ustedes, estimados lectores, que junto con la desaparición desastrosa del sistema de salud que ya estaba armado, y del Seguro Popular, la Cuarta Trastornación también le dio en toda la chirimoya al sistema anterior de distribución medicinal de Grupo Traxión, que la misma 4T había contratado.

Ahora serán los militares -de nuevo- los responsables del transporte y distribución de las medicinas, tanto a la llamada “megafarmacia” como a los centrillos de distribución que previamente ya tenían establecidos tanto el IMSS como el ISSSTE.

Y es que como a los militares les falta chamba, seguro se esmerarán en entregar las medicinas de forma expedita y sin merma.

El responsable directo, es decir, al que le toca cumplir las órdenes del Tlatoani y a quien le echarán la culpa si algo sale mal, es el General Jens Pedro Lohmann Iturburu.

Llama la atención tanto cambio de sistemas cuando el Tlatoani Tabasqueño ya está a punto de irse, como que en todo caso debería dejar estos temas para su sucesora y que ésta resuelva lo que piense que sea lo mejor.

Si acaso este sistema, vía la nueva adjudicación directa por trece mil millones de pesos, llega a fracasar, el revés le tronará en las manos no al señor al que se le ocurrió la “ideota”, sino a quien le toca barrer el mugrero que dejará cuando se haya ido.

Como que a cinco meses de dejar el cargo ya no le compete estar haciendo cambios fundamentales que comprometen al siguiente sexenio, no sólo económicamente, sino en el cumplimiento cabal de la tarea, es decir, se hace difusa la responsabilidad, y en consecuencia, la rendición de cuentas.

Esto no sólo del General Lohmann, sino de quien lo nombró, quien le autorizó/ordenó comprar una cantidad bestial de medicinas y quien le pide que las entregue rápido y bien.

Mientras, ninguna garantía tiene el derechohabiente del IMSS o del ISSSTE de que las medicinas que le entregarán -algún día- sean de la máxima calidad, pues no la respalda ningún laboratorio de prestigio, ello porque son “genéricas”, es decir, se supone que es el mismo componente químico, pero no hay seguridad de que el proceso de manufactura se haya realizado bajo condiciones de alta calidad.

No duden ustedes que una buena parte de estas medicinas adquiridas a “buen precio” por la vía directa, sin licitación o concurso de por medio, provengan de China.

Nada tenemos en contra de los chinos, pero no se nos puede -ni debe- olvidar que investigaciones apuntan a que en ese país brotó el COVID, supuestamente en un mercado de animales.

Una parte importante del origen animal del virus, viene de una rara mutación que de los murciélagos migró a los humanos.

En ciertas partes de China la sopa de murciélago es considerada un manjar, por ello en los mercados se tienen murciélagos vivos.

No por ser racista, pero si de salud se trata cualquier estudiante de párvulos escogería comprar medicinas a un laboratorio suizo o inglés o norteamericano, antes que a un laboratorio asiático, vecino de una colección de animales exóticos portadores de virus mortíferos.

Suerte, General Lohmann.

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