No entendemos cómo es que ciertos ciudadanos le dan su preferencia a un grupo político que se muestra incapaz de cumplir con las tareas más básicas de un Gobierno.

Primero, obviamente, está la seguridad, pero claro que también es vital que todo Gobierno con un mínimo de vocación social también se preocupe por garantizar el abasto de energía eléctrica y agua en el País.

Sin embargo, nos encontramos en el México de hoy sin una cosa ni la otra: no tenemos luz ni tampoco agua suficiente en casi todo el territorio nacional.

Como ustedes bien saben, amables lectores, esta semana hubo apagones en dieciséis estados del País. Por si esto fuera poco, estos apagones llegan aparejados con el calorón de más de 40 grados que nos ha invadido en varias zonas del País, y la falta de agua en casi todo México, nuestras presas están vacías, o casi vacías, y nuestro sistema de generación eléctrica colapsado.

Mas no sólo eso, sino que además el Tlatoani Macuspeño se aventó la mentirota de echarle la culpa de la falta de luz ¡al sector privado!

Sí, al mismo que ha excluido de la generación de energía, por ejemplo, expropiando las plantas generadoras de la española Iberdrola, una de las cuales, la de Dulces Nombres, en Nuevo León, que antes en manos privadas era una maravilla de eficiencia, en manos del Gobierno ayer durante el apagón generalizado se rajó y por razones inexplicables dejó de producir 215 megawatts.

Por supuesto que el pseudo “sistema nacional de interconexión” resultó que ni es sistema, ni es nacional, ni conecta nada con nada.

¡Un fracaso total!

Temerariamente, el Emperador Lopezuma prometió en una de sus recientes matutinera mitotera que “ya no habrá apagones”, pues iba a celebrar una “junta”. Ello cuando lo que se necesita -y lo dicen expertos- son más centrales de generación, mayor cantidad de subestaciones y más líneas de transmisión y distribución. En pocas palabras, invertir en infraestructura eléctrica, cosa que estos genios de la 4T (la Cuarta Trastornación) no hicieron en todo el sexenio.

Ah, pero eso sí, se dedicaron con ahínco a impedir que los privados invirtieran en el sector y generaran energía para abastecer al País y poder mantener un alto crecimiento industrial.

El Tlatoani y su genia zacatecana, Rocío Nahle, con su contrarreforma energética se dedicaron a parar y obstaculizar a la inversión privada al grado de, como les comentábamos líneas arriba, expropiar las centrales de Iberdrola, que ahora están en manos del Gobierno, pero que es como si no existieran, pues para todo fin práctico se muestran inoperantes y, como la de Dulces Nombres, en momentos críticos de sobrecarga, se “salen de línea”.

Lo cual equivale a no tener nada.

Es clara la incompetencia de la 4T, manifiesta, notoria, gastan dinero -como si éste fuese inagotable- en obras faraónicas, y en regalar dinero del erario para comprar votos, pero no han invertido de manera sensata en hacer crecer la infraestructura básica hídrica y eléctrica.

Mientras, quebraron a Pemex, a la que le invierten miles de millones de dólares directos del Gobierno federal y cada vez produce menos crudo.

Pero además hunden mínimo 20 mil millones de dólares en la construcción de la Refinería de Dos Bocas, la cual es fecha que no produce un litro de gasolina. Es más, hay quienes aseguran que ni siquiera entrará en servicio este año, pues entre otras cosas falta aún construir los poliductos para extraer la producción, pues lo que es en PIPA, no la sacarían nunca.

Haber convertido a la hoy controvertida candidata morenista a la Gubernatura de Veracruz, a quien le han sacado más de un trapito al sol, en Secretaria de Energía desde el inicio de la Administración, es quizá el más grande error de un enorme cúmulo de ellos que ha cometido el Tlatoani Tabasqueño.

Obvio, otro fue el colocar al octogenario ex Secretario de Gobernación priista de Manuel Bartlett Díaz como director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

El agrónomo Octavio Romero en Pemex, y el Rudo Grillo, Bartlett Díaz, en CFE no rindieron -ni remotamente- buenos resultados en la encomienda que recibieron: la historia así lo consignará.

 

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