Han pasado 38 años desde que iniciaron sus estudios de Derecho los primeros alumnos con los cuales se fundó la Escuela de Derecho de la Universidad de La Salle, Plantel León, inicialmente denominada Universidad del Bajío, A.C. (UBAC).
Allá por el año 1986, recién arribado a mi querida ciudad natal, procedente de la Ciudad de México, donde residí casi 18 años, estaba acomodándome en el despacho jurídico de los abogados Torres Espinosa y Leticia Hernández Granados, urgido de trabajo para sostener a una familia en ciernes, integrada por mi esposa y mi primera hija, Paulina, apenas nacida en junio de ese mismo año, cuando el amigo ingeniero químico y criminalista José Luis Manrique Arteaga, compañero de preparatoria, me avisó que se iba a fundar la Escuela de Derecho de la UBAC, por el cerro Gordo y que estaban reclutando maestros para arrancar, que ya estaba apuntado un compañero mío de la UNAM, el licenciado Gustavo Molina Ramos y que los buscara.
Fui por primera vez a los edificios de la universidad y allí localicé los espacios que se asignaban a los salones de clase y las oficinas de la Dirección de la Escuela de Derecho ya con sus rótulos. Me entrevisté con el licenciado Carlos Ontiveros Romo, quien sería el primer Director, creo nos caímos súper bien; entregué mi currículum y de inmediato me dijo que ya estaba aceptado, que como se iniciaba el primer semestre la clase que quedaba para todos los grupos era la de Derecho Romano I y que si bien mi experiencia y preferencia era el área penal, esta se abordaría hasta el tercer semestre. Que los demás maestros y él mismo nos conoceríamos pronto en una reunión. Seríamos en total al inicio ocho personas. Había dos turnos, matutino y vespertino, a todos los grupos en ambos turnos impartí cátedra.
Conforme transcurrieron los semestres y aquellos grupos, entonces de 50 alumnos cada uno, se fueron reduciendo, hubo más identificación, cercanía y atención con ellos; entregaban tareas en mi casa allá por la avenida Prolongación Juárez, iban a ver sus revisiones de exámenes y todos iban creciendo en edad y conocimientos. Ya cuando a fines de 1987 comencé a impartir Derecho Penal I, dejé el Derecho Romano al maestro Guadalupe Ángel Ángel (QEPD) y al maestro Arnoldo Magaña.
De aquellos 200 primeros alumnos, muchos han cristalizado sus sueños como buenos abogados en diferentes ámbitos del ejercicio profesional, algunos desde el quehacer natural como lo es el litigio, hasta lograr sus fiat de notarios, ya hay jueces y magistrados, muchos funcionarios públicos en el ámbito administrativo del gobierno municipal y estatal, en el Ministerio Público, en la Defensoría Pública Gratuita y en la docencia e investigación científica del Derecho. Solo por mencionar a algunos, recuerdo a los entonces jóvenes: Fernando Rodríguez, Daniel García, Abdiel Ferro, Blanca Navarro, Isabel Tinoco, Alma Ayala, Juvencio Barajas, José Hernández Frausto, Fernando Obregón, Óscar Gutiérrez, Lupita Rangel, Arturo Gonzalo Guzmán, Carlos Vicente Muñoz, Graciela Olmos, Ana Bertha Fonseca, hermana del famoso futbolista “Kikín” Fonseca, Gustavo Reynoso, Gustavo Hernández, Federico Ramírez, Alma Delia Camacho Patlán, Horfas Gómez, Virginia Guerrero Buenrostro, Rocío Ulloa, Paco Lerma, entre otros.
Ayer sábado organizaron otro desayuno los integrantes de esta generación fundacional en el propio campus universitario y se respiró un gran compañerismo y orgullo por su origen profesional. Ya me había entregado la licenciada Alma Ayala un reconocimiento a nombre de ese grupo de abogados, el cual guardo con mucho cariño.
Hoy, después de otras generaciones, la Universidad de La Salle de León, sigue siendo un semillero de abogados que han permeado en la sociedad guanajuatense y sus egresados sobresalen; como ejemplos, el licenciado Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, gobernador del estado; Jorge Jiménez Lona, presidente municipal de León; licenciado Carlos Zamarripa Aguirre, fiscal general del estado y la candidata al Gobierno de Guanajuato, licenciada Libia Dennise García Muñoz Ledo.
RAA