“Huitzilac está de luto”, dijo el alcalde con licencia Rafael Vargas Muñoz.

Este sábado, a las diez de la noche, se recibió el reporte de una nueva ejecución en un local de comida próximo a la autopista.
La masacre dejó un saldo de ocho personas muertas. Quedó registrada en una cámara de seguridad. En el video que ha circulado se aprecia la llegada de una camioneta de color oscuro y de un Tsuru blanco. Los copilotos de ambos vehículos abrieron fuego directamente sobre los hombres que bebían en el negocio.

Los cuerpos cayeron en cuestión de segundos. Los agresores siguieron disparando cuando las víctimas ya se encontraban en el piso. Los encargados de un puesto de tacos ubicado a un costado del negocio lograron echarse al suelo. Los atacantes huyeron por la calle Benito Juárez, una de las principales en aquel municipio morelense.

Como de costumbre, no hubo detenidos.

Apenas el 1º de mayo se verificó la ejecución de dos personas en el área de alimentos de Tres Marías. A las 11 de la mañana, un hombre se acercó a los dos tripulantes de una pick up y los asesinó a bocajarro. Una tercera persona, que compraba alimentos en uno de los locales repelió el ataque y abatió al agresor.

Una semana más tarde, el 9 de mayo, el director de la policía municipal de Huitzilac, Jesús Tello Trejo, fue víctima de un atentado en pleno centro de la localidad, del que salió vivo de milagro, con cuatro tiros en los pies y en las piernas. El gobierno del estado selló la información sobre este ataque.

Al día siguiente, sin embargo, de nueva cuenta en Tres Marías (esta vez en la calle Cuauhtémoc), un líder delincuencial de la zona, identificado como El Criminal, fue abatido al lado de dos acompañantes (un hombre y una mujer) desde un Jetta de color gris que no detuvo su marcha.

Semanas antes fue acribillado el director de Deporte del ayuntamiento de Huitzilac, Gustavo Romero Olalde, cuando tripulaba un Ford Fussion por la avenida Tres Marías. Un grupo de sicarios lo interceptó y abrió fuego en su contra. A pesar de la llegada de paramédicos, el funcionario perdió la vida minutos más tarde.

Unos días después, una pareja de comerciantes fue acribillada en un negocio de venta de refrescos de ese mismo municipio. De acuerdo con el relato familiares los comerciantes eran víctimas de cobro de piso y se les había prohibido la venta de Coca Cola.
En el arranque de esta ola de violencia circuló en redes un mensaje firmado por un grupo que se autodenomina La Familia Morelense y que había lanzado amenazas contra uno de los hombres que fueron asesinados el 10 de mayo en Huitzilac, el sujeto apodado El Criminal, y que advertía el inicio de una “limpia” en el municipio:

“No vamos a hacer toque de queda o de agarrar a la gente que no la debe nosotros ya sabemos por quién vamos y listo”, se leía en el mensaje, en el que también se amenazaba a Los Panales, uno de los grupos que operan en la zona el secuestro exprés, el asalto en carreteras, el robo de vehículos y el cobro de piso, y que está relacionado con los grupos de talamontes que han devastado la zona boscosa de Tlalpan y Huitzilac.

Desde hace meses son noticia los secuestros de turistas que se detienen en la zona de alimentos (más de 20 en las últimas semanas) y los asaltos perpetrados en el tramo que va del arco metálico que marca el fin de la CDMX y la curva conocida como La Pera.

Al mismo tiempo han arreciado los enfrentamientos entre fuerzas federales y grupos de talamontes, así como las denuncias que señalan que estas células operan bajo la protección de agentes de la comisión estatal de seguridad.

A pesar del envío de Guardias Nacionales, el mismo obispo de Cuernavaca, Ramón Castro y Castro, ha declarado: “Ni yo me atrevo a pasar por Huitzilac después de las cuatro de la tarde”.

Hace poco más de un año, el comisionado estatal de seguridad pública José Antonio Ortiz Guarneros recomendó a los automovilistas no detenerse en Huitzilac: ahí apareció hace unos días el cadáver el periodista Roberto Carlos Figueroa, secuestrado horas antes.

Integrantes de la brigada nacional de búsqueda han sido ahuyentados a tiros cuando se internan en la zona para rastrear fosas clandestinas de cuya existencia han sido advertidos.

¿Qué pasa en Huitzilac? Según reportes de inteligencia la escalada de violencia tiene que ver con el intento de La Familia Michoacana de apoderarse de la tala clandestina y el resto de las actividades criminales.

Los grupos de la delincuencia organizada que operan a nivel local, encabezados por el de Abel Maya, se habrían unido, de acuerdo con los reportes, para detener el avance de células enviadas por los hermanos Hurtado Olascoaga, jefes de la Familia Michoacana, quienes ya lograron penetrar en el oriente de Morelos y se desplazan ahora hacia la zona norte, a fin de controlar el municipio limítrofe con la CDMX.

Mientras el alcalde de Huitzilac anda en campaña, y el gobernador con licencia Cuauhtémoc Blanco busca la protección de una curul, nada, ni los 900 elementos del Ejército y la Guardia Nacional enviados a Morelos, ha logrado detener la epidemia de violencia, verdaderamente enloquecida, que hoy tiene de luto a Huitzilac —y también al resto de un estado que suma 571 muertes violentas en lo que va del año.

 

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