Me gusta obtener estadísticas para explicarme o entender al menos, cómo vota la ciudadanía, pero en especial, la relación entre el voto y los jóvenes. Estoy seguro que no estoy lejos del comportamiento real. Este mundo lo conozco bastante bien; ya sea en los espacios de la educación media superior y superior, como en las comunidades marginadas. Me refiero entonces, a los jóvenes cercanos y mayores a los 18 años. Este mundo de la juventud es fabuloso. Ellos, los “centennials” y “millennials” no son muy distintos a nosotros, sus padres. Se considera “centennials” a aquellos jóvenes nacidos a partir del 2000 y que han vivido junto a los dispositivos móviles; ellos, también conocidos como “generación Z” son, junto con los “millennials”, la mayoría demográfica a nivel mundial desde el año 2020.
En el padrón electoral y en la lista nominal de electores en México, también son mayoría. Por eso, estudios en México también han mostrado que los jóvenes –si salieran todos a votar este 2 de junio-, podrían determinar quién será la Presidenta de México, la Gobernadora de Guanajuato y la Alcaldesa de León. Pero la realidad es que no saldrán a hacerlo. Las razones para no hacerlo rondan en tres aspectos: no tienen interés en las elecciones, el sistema de partidos les fastidia y los candidatos viejos no les son atractivos. Por tanto, no es fácil convencerles de votar. Sacar la credencial de elector, es una acción que sí hace la mayor parte, casi 3 de cada 4, pues es un elemento para identificarse (y salir a antros). Estadísticamente, una parte importante sí vota por primera vez, casi el 60%, pero ya no vuelve a hacerlo después; por ello, los “baby boomers”, sus padres, somos quienes definimos (todavía) la elección. Este fenómeno del “bono poblacional” de los jóvenes, lo perderá México en 10 años y, por tanto, seremos los adultos quienes decidiremos la elección.
En Guanajuato la cuarta parte de la población está entre los 15 y los 29 años. Somos 6.1 millones de guanajuatenses en el País y alrededor de 2 millones en los EUA. La lista nominal de electores son 97.2 millones; en Guanajuato 4.7 millones (en Guanajuato el 28.4% de la lista nominal, ¡son jóvenes! ). Sin embargo, la participación en el País sube hasta el 70% cuando votan por primera vez, y baja alrededor de los 22 años a casi 30% y vuelve a subir hasta que tienen 30, alcanzando un máximo alrededor de los 55 años. En Guanajuato votamos poco, menos del 50% de la lista nominal y los jóvenes menos. En la elección por la gubernatura en el 2018, por ejemplo, salieron pocos jóvenes a votar (el actual gobernador ganó con 1. 1 millones y en el 2012 con 1.0).
Por eso, es un desafío que los jóvenes voten. El fenómeno de los jóvenes “fosfos” y sus redes sociales, es un reflejo de que los jóvenes piden otro estilo de políticos y de comunicación. Las mismas encuestas nacionales lo reflejan al dar datos de los segmentos de población. A nivel nacional, las dos candidatas a la Presidencia son relativamente “grandes” para los jóvenes (61 años) y por ello, Máynez (joven con 38 años) se concentró en las universidades y tendrá un rango entre 9% y 11% del voto. Claudia ganará (aquí he expuesto el efecto electoral de las bases sociales del narcotráfico) y tendrá entre el 54% y el 56% de la votación total; Xóchitl estará entre el 33% y el 35%. Tendremos alrededor de un 65% de participación ciudadana.
También en los promedios de encuestas, en la gubernatura de Guanajuato ganará Libia (candidata joven y jovial de 40) en un rango entre los 48% y 52% (Alma es una candidata “grande” y seria para los jóvenes (52 años) para tener entre un 38% y un 40% y Yulma (42 años) y sus guantes de box tendrá como techo entre un 6% y un 8% el total. En León, nuevamente, el efecto de una mujer carismática se reflejará en una holgada reelección con dispersión también, del voto entre 5 candidatos a la Alcaldía. Por todo lo anterior, el mundo de los jóvenes y sus preferencias y aspiraciones, se reflejará en las elecciones del domingo 2 de junio. Pero reto mayor para las generaciones que vamos de salida, es cómo dejarles como legado la ilusión en que este deteriorado mundo es rescatable y lleno de oportunidades y que puede ser reconstruido con la participación de todos.