Hoy domingo, al medio día, lectores digitales de estas letras, presentaré el libro “La pequeña Polonia: 80 años de hospitalidad leonesa” y contaré desde allí, la historia de la Hacienda Santa Rosa y su construcción, pero también, cómo las vidas de miles de menores se fueron entrecruzando para lograr que tuvieran un mejor porvenir.

Será la presentación en la Fenal, La Feria Nacional del Libro en León, que es solo superada en el centro del País por la FIL de Guadalajara y que es un espacio de encuentro entre quienes gustan de la lectura y la cultura. A pesar de que México sigue siendo un País de no-lectores (la lectura en México ha caído de acuerdo a INEGI en los últimos 10 años). Un tercio de la población mayor de edad, que sabe leer, no ha posado sus ojos en un periódico o una página de internet en la última semana, y tampoco ha abierto un libro en el último año o una revista en los últimos tres meses. Las estadísticas en León son todavía tristes, sobre no lectores.

La Fenal tiene todo organizado con programación literaria, encuentro de promotores, presentaciones artísticas, talleres de promoción a la lectura, concursos literarios, exposiciones y, por supuesto, exhibición y venta de libros. El programa literario tiene ciclos especializados con conversatorios, lectura de obra, conferencia, taller y charlas, todo abordando intereses y problemáticas vigentes, para el desarrollo del pensamiento crítico, ampliar conocimientos, desatar la imaginación y provocar la reflexión, y es eso, lo que haré con quienes asistan a la presentación de este nuevo libro sobre la Hacienda de Santa Rosa.

Aunque hay una tendencia a la baja de lectura que contrasta con un contexto en el que la alfabetización está en aumento, también las horas de consumo de entretenimiento digital aumentan, pues las redes sociales y los videos, series y películas en las distintas plataformas de streaming, tienen horas enormes de contenido. Hoy el tiempo que los mexicanos pasan conectados es de más de 5 horas al día. De las personas que no leen, el 31% se queja mucho más que la población lectora, por no haber recibido estímulos suficientes durante la infancia, pues sus padres no los llevaban a bibliotecas ni librerías. Si los padres no leían, menos lo harán los hijos.

Por tipo de lectura entre la población en general, leemos un libro el 41% de las personas que consumen algún tipo de material de lectura y después, páginas de internet, foros o blogs, después las revistas y los periódicos ¿Por qué leemos? La mitad lee por diversión y para entretenerse, mientras que una cuarta parte lo hace porque lo necesita para su trabajo o para estudiar y otra cuarta parte por cultura general. Aunque todavía hay mucha lealtad hacia los materiales impresos, los formatos digitales se han abierto espacio importante entre la población lectora.

El hábito de la lectura no es, lamentablemente, uno de los fuertes entre la población leonesa, en medio de nuestra realidad de pobreza y marginación, leer todavía resulta ser caro, inaccesible para una gran parte de la población. Acudir a la FENAL y comprar es todavía imposible para las mayorías. Estimo que menos del 5% de la población ha acudido a ella. Al igual que la feria, se requiere tener algún ingreso para aplicarlo en el evento, si consideramos que el promedio de compra por persona fuese de alrededor de 200 pesos entre alimentos, transportes y compras. Es difícil acudir sin comprar material didáctico, revistas, libros y solo las familias de clase media y alta pueden realizar compras, pues las pobres dedican casi el total de sus ingresos solo a las necesidades básicas.

Sabemos que los estudiantes que más leen por placer obtienen mejores notas en la escuela. Y que la lectura es la puerta del conocimiento. Pero los estudiantes con desventajas socioeconómicas tienden a desarrollar con menor fuerza el gusto por la lectura, lo que los coloca en una posición de vulnerabilidad educativa. Necesitaríamos esquemas para facilitar el acceso no solo a la visita, sino a becas de lectura, para popularizar más, la maravillosa Fenal, donde espero este domingo al medio día, nos encontremos, para contarles la historia de “La pequeña Polonia”. 

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