Laura María Díaz Guzmán es profesora y directora de la Facultad de Odontología de la Universidad La Salle Bajío, presidenta de la Asociación Dental Mexicana y ejerce la práctica privada de la Odontología, entre otras ocupaciones profesionales.
Sin embargo, Laura María define a la docencia como su pasión y su vocación, por lo que en el marco del Día del Maestro compartió en entrevista un poco de su historia, así como los recuerdos que con cariño guarda en su memoria.
¿Cómo comenzó a dar clases?
Cuando aún era estudiante de la licenciatura recibí una invitación para ser profesora adjunta en la Facultad de Odontología, y acepté. Fue un año después, en 1976 cuando llegué a la ciudad de León.
En ese momento se acababa de abrir la carrera de Odontología en la UBAC, ahora Universidad La Salle Bajío; el director de la facultad creyó en mí y me llamó para invitarme a unirme a la plantilla de docentes. Yo acepté el reto de tomar tan difícil materia: Patología General.
¿Cuántas generaciones de alumnos ha tenido?
Imparto clases desde 1976 hasta la fecha. Hubo una pausa de 4 años (2017-2021) porque me jubilé, pero regresé porque ser docente es mi pasión y mi vocación.
Han sido muchas las generaciones que he tenido, no sé exactamente cuántas, pero sí que la gente que ahora domina el panorama fuerte de la odontología en León fueron mis alumnos.
¿De qué manera equilibra su profesión como odontóloga y su vocación como docente?
Bueno, estudié Odontología en la Universidad Autónoma del Estado de México y puedo decir que me formé como profesora en la Universidad La Salle Bajío. Creo que hay profesionistas que saben mucho de su área, pero les cuesta transmitir ese conocimiento.
Yo he tenido la fortuna de estar en la clínica dando clases, y sí, he sacrificado tiempo para dar consulta por estar dando clase, pero es lo que me llena.
¿Cuál es su parte favorita de la enseñanza?
Cuando se está en el área de la salud, hay que tomar decisiones sensatas. Para mí es maravilloso ver a los muchachos aprender, me resulta sorprendente cómo empiezan a razonar lo que les enseño y a construir su propio conocimiento.
Me gusta verles los ojos a mis estudiantes y darme cuenta de que me entendieron, o ver que no me entendieron. Actualmente soy directora de la carrera de Odontología, pero a la par sigo en el aula porque me encanta conocer a las nuevas generaciones de alumnos.
¿Cuál es el mayor reto que ha experimentado como profesora?
En general tengo una excelente relación tanto con mis alumnos y ex alumnos, y no me ha costado adaptarme a la tecnología por ejemplo. El reto más grande al que me he enfrentado fue cuando regresé después de estar fuera del aula por cuatro años.
Me encontré con una generación muy diferente a lo que estaba acostumbrada. Ahora es otra cosa, los muchachos saben exigir sus derechos, y esto me ha dado la oportunidad de aprender mucho de mis alumnos.
Por otra parte, en ocasiones es difícil mantener la atención de los muchachos porque constantemente los dispositivos electrónicos son una distracción.
Su recuerdo más bonito como docente
En una ocasión le pedí a varios alumnos que abandonaran el aula porque estaban dando lata; me sorprendí mucho cuando sí se salieron, pero se colocaron en las ventanas que daban del pasillo al salón. Cuando les pregunté qué hacían allí, me respondieron que estaban escuchando mi clase aunque fuera desde el exterior.
Eso me dejó darme cuenta de que aunque las generaciones cambian, aunque el estilo de vida es diferente y a pesar de muchos otros factores, los muchachos siguen siendo muchachos y con sus acciones me han demostrado su cariño y su interés por aprender.
¿Qué les diría a profesores que comienzan a crear su trayectoria en la docencia?
La filosofía Lasallista me ha enseñado que, como docentes, debemos estar al pendiente de lo que los muchachos necesitan y mantenernos cerca de ellos. Yo les diría a los profesores más jóvenes que tengan paciencia con las nuevas generaciones, porque siempre podemos hacer nuestro trabajo mejor.
También, les recomiendo que busquen favorecer el desarrollo del pensamiento crítico de los alumnos. Cuando uno hace lo que le gusta siempre es posible crecer y disfrutarlo.
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