El presidente López Obrador aseguró hace unos días que las campañas electorales estaban “fresas”, comparadas con las tres elecciones presidenciales en las que él participó, las cuales, dijo, estaban “más calientes”.
Más tarde aseguró que en el actual proceso se habían registrado menos agresiones que en los anteriores y acusó a los medios de sensacionalistas: “Se lucra bastante con los asesinatos y el dolor humano. Es temporada de zopilotes”, expresó.
Como siempre, la realidad lo ha alcanzado. Nuevamente se ha encargado de desmentirlo.
En 2018, por ejemplo, 150 aspirantes abandonaron la contienda en el estado de Chiapas. En el actual proceso, luego de una ola imparable de ataques y amenazas, 515 aspirantes han abandonado sus campañas.
La violencia se ha desbordado como nunca antes. En un ataque brutal ocurrido la noche del jueves pasado, la joven candidata a la presidencia municipal de La Concordia, Lucero López, fue masacrada durante un acto de campaña: en ese ataque murieron cinco personas de su equipo, entre ellas, su hermana.
Hacía apenas unos días, al padre de la candidata, un ganadero de aquella región chiapaneca, le quemaron su rancho y asesinaron a tiros a 10 de sus trabajadores.
Dos días más tarde, la noche del sábado, el convoy del candidato de Morena a la presidencia municipal de Villacorzo, Robertony Orozco, fue atacado en un tramo carretero. Tres de sus colaboradores murieron. El candidato resultó herido.
La madrugada del domingo, un grupo de colaboradores del candidato a la presidencia municipal de Mapastepec, Nicolás Noriega, fue emboscado por un grupo armado al volver de un baile que el propio candidato había patrocinado. El saldo fue brutal: otras cinco personas, de entre 50 y 22 años, perdieron la vida. Entre las víctimas se hallaba una candidata a regidora suplente, y la esposa del candidato a regidor José Antonio Ortiz de la Rosa.
El mismo día ocurrió otro ataque, esta vez en Rincón Chamula: la candidata de Morena a la alcaldía de ese municipio, María de la Luz Hernández fue atacada por un grupo armado. Ella resultó herida, otra persona pereció bajo las balas.
Se trata, en efecto, de una temporada de zopilotes: las elecciones se han puesto en el centro de la sangrienta lucha que desde hace años sostienen en el estado el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación.
Son las elecciones del miedo. La violencia política azota también Guerrero, Michoacán, Guanajuato, Jalisco, Veracruz y el Estado de México.
El 17 de mayo se encontró el cuerpo desmembrado, y abandonado en la batea de una camioneta Frontier, del candidato a regidor por Coyuca de Benítez, en Guerrero, Aníbal Zúñiga Cortés. A su lado se hallaba, mutilado también, el cadáver de su esposa.
El mismo día se reportó el hallazgo, en una carretera, del cadáver del candidato suplente a regidor por el municipio de Choix, en Sinaloa, Santos Moreno Cabada. Presentaba impactos de AK-47 en el abdomen.
En el Estado de México dos candidatas sufrieron ataques armados: el domingo 19, mientras se dirigía al debate, la candidata a la alcaldía de Ocoyoacac. Nancy Valdés, fue agredida desde una motocicleta: su vehículo recibió cinco impactos: ella resultó ilesa. Y ayer, la candidata a la alcaldía de Oztolotepec, Sinaí Lugo Vargas, también fue víctima de un atentado: dos sujetos con cascos negros abrieron fuego en contra de su vehículo. Los cristales de su camioneta quedaron destrozados. Ella también resultó ilesa.
Al mismo tiempo, Morena suspendió de manera indefinida sus actos de campaña en Acambay, para preservar la integridad de la candidata Angélica Colín: en el Edomex, 99 candidatos han solicitado protección. Hace unas semanas fue agredido el domicilio en esa entidad del candidato a la presidencia de Amanalco, Arturo Lara de la Cruz, quien resultó herido en una pierna y a quien le dejaron un ultimátum: “Primero y último aviso tú no vas a ser candidato… para la otra te mato a tu familia”.
En las elecciones “fresas” de que habla el presidente, a dos semanas de las elecciones, se han lanzado más de 400 amenazas, se ha asesinado a más de 30 candidatos, y se registran más de 500 víctimas de violencia política.
Es temporada de zopilotes.