Ale Gutiérrez presentó su proyecto sobre la visión 450 de la ciudad, dado que se cumplen igual número de años de la fundación y a ella le tocarán los festejos del aniversario. Y así como las comunidades en la historia de la humanidad, han acudido a celebraciones por sus siglos de existir, es que, para nuestro terruño, los 450 son una oportunidad única para reconocernos como comunidad en todo lo que nos une y caminar hacia ese porvenir con el que soñaron también nuestros ancestros. Así, que, por una parte, son los comités de festejos y por otra, las acciones para invocar al futuro próspero para las siguientes generaciones, lo que toca a una comunidad hacer.

León tiene en mi opinión, como principal desafío, el que el ecosistema nos dé de comer a todos. Y no solo por lo que los biólogos llaman “la capacidad de aguante” del ecosistema y que tiene su principal restricción, en el agotamiento de la cuenca. Me encantaría que hubiera iniciado con ese enfoque: el de las mayorías, el de los que menos tienen y en cómo lograr una sociedad más justa y solidaria, pues al final, es para lo que estamos en la vida.

Sobre el contenido del proyecto titulado “Yo quiero a León”, me llamó la atención el diagnóstico de Ale y lo que plantea como “soluciones”: unas relacionadas con el urbanismo, como el disminuir el tráfico en el bulevar Aeropuerto con 7 obras y la del tramo de la antorcha -Brisas del Campestre- Las Joyas y también la Central de Abastos a la UNAM con un nuevo puente. Sobre la movilidad para todas y todos, plantea incrementar la velocidad hacia el transporte 100 % eléctrico y 25 kilómetros de ciclovías y esto me encantó. Soy de los que sabe que las soluciones sobre inseguridad tienen como raíz las desigualdades sociales y no solo la inversión en la fuerza pública, sin dejar de lado la importancia de lo que pide la gente, como una Central Metropolitana de Seguridad Pública en zonas complejas como el Potrero, la zona centro y las periferias, y más equipamiento y tecnología en seguridad.

Ale es una chava carismática que siempre ve para adelante, -le conozco desde las aulas de La Salle- y no se detiene nunca en ver al pasado o en echar culpas a otros, sino que siempre es propositiva y enfrenta los problemas con buen ánimo. En el desafío del agua, planteó de nuevo el desarrollo tecnológico de la nanotecnología en la Presa El Palote para potabilizar el agua, un gran sistema de captación de agua pluvial en la zona sur de la ciudad y tomas públicas en colonias populares. Lo que no consideró y le seguiré insistiendo una y otra vez, es en “democratizar el agua” y permitir que la ciudadanía común y especialistas, entren al Consejo de SAPAL, controlado desde hace décadas por empresarios de la industria de la construcción y la curtiduría.

Caminando hacia los 450 años, considerando que la población se envejecerá y perderemos el “bono poblacional”, Ale planteó acciones sociales que escucha en las colonias populares, donde la gente le busca y le dice, pues prometió duplicar la operación e infraestructura del programa Médico en tu casa y una línea de atención psicológica 24/7 para atender a los leoneses que lo requieran, sobre todo a los jóvenes; mencionó una guardería nocturna y aunque no lo dijo, tendrá los dos centros de rehabilitación de adicciones que con los salesianos y municipio, operaremos este año en San Juan de Dios y en Chapalita. Prometió que destinará 224 millones de pesos para becas en apoyos de más de 30 mil leonesas y leoneses y mantener el pase gratuito (ahora con transporte gratuito) a todos los parques todos los fines de semana. En los asuntos económicos, planteó incrementar la capacitación para el empleo y el emprendimiento y en esto es en lo que considero lo hemos hecho bien los leoneses, pues, aunque hay brechas de ingreso, la verdad es que somos muy trabajadores y emprendedores.

Por años le he insistido a Ale la importancia de los espacios verdes y escuché que habrá más inversión, pues reconozco que es la primera autoridad municipal que nos ayudó al patronato ciudadano de Parque Chapalita que es ahora ya otro mundo y reconstruye el tejido social de esta enorme zona popular donde seguiremos trabajando con grupos juveniles y adultos mayores. Soy optimista en que lo que nos quede de vida a los adultos, dejaremos un ecosistema más habitable y una sociedad en concordia, donde todos tengamos en común el dicho: “yo quiero a León”.

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