“También quedó de manifiesto que el pueblo es agradecido porque, durante siglos, los conservadores quisieron sembrar la idea de que el pueblo no agradece, y no es así”
Andrés Manuel López Obrador
Claudia Sheinbaum alcanzó un triunfo abrumador este 2 de junio. Quizá no fue una campaña justa, porque el presidente López Obrador violó las reglas electorales de nuestro país: adelantó la contienda para favorecer a sus corcholatas e hizo campaña constantemente desde Palacio Nacional. Por otra parte, hizo que los programas sociales se identificaran con su figura y gobierno.
Sin embargo, en otros países, como Estados Unidos, no hay restricciones a los tiempos de campaña ni al apoyo de los gobernantes a sus partidos y candidatos ni a presumir los programas gubernamentales, y no se les considera por ello menos democráticos.
Sheinbaum obtuvo el mayor número de votos en la historia, alrededor de 35 millones, más que López Obrador en 2018. Su porcentaje de triunfo, entre 60 y 61 por ciento, es el mayor desde 1982, cuando Miguel de la Madrid, en tiempos del viejo PRI, fue electo con 70.96 por ciento.
La elección, sin embargo, no es el final del camino, sino el principio. A pesar de la visión optimista de AMLO, quien siempre insiste que “vamos bien, muy bien”, el país se enfrenta a retos difíciles.
El primero y más urgente es el déficit de presupuesto, proyectado en 4.9 por ciento del PIB, o cerca de 600 mil millones de pesos, en este 2024, pero que puede subir más. Ese faltante se convierte necesariamente en deuda pública, la cual alcanzaría ya el 54 por ciento del PIB al concluir 2024. Si bien López Obrador empezó su sexenio con una cauta política de gasto, en su último año ha echado la prudencia por la borda. Le tocará a Sheinbaum resolver el problema y para ello ha anunciado que le pedirá al actual secretario de hacienda Rogelio Ramírez de la O que permanezca en el cargo para presentar el presupuesto de 2025.
Lejos de ser un activo productivo, Pemex se ha convertido en un lastre para el Estado. Su producción de petróleo se está desplomando. Su negocio de refinación, en el cual el presidente ha invertido enormes cantidades de dinero, tiene pérdidas brutales. Con un patrimonio negativo de 1.9 billones de pesos, la empresa necesita una fuerte inyección de efectivo solo para evitar su quiebra, pero lo importante es volverla más eficiente.
El país se está quedando sin electricidad por falta de inversión en generación, transmisión y distribución, mientras el gobierno impide la entrada en línea de plantas que ya podrían estar operando. Las inversiones que se requieren en este campo y en agua son enormes. El gobierno no las ha querido o podido hacer, pero además impide que las hagan los privados.
Quizá el mayor reto es la seguridad. Es cierto que los índices de homicidios han bajado gradualmente desde el pico de 2020, pero las cifras acumuladas en este sexenio son las mayores de la historia. A los homicidios hay que añadir las desapariciones, también las mayores registradas, y un problema de extorsión y cobro de derecho de piso cada vez más generalizado.
El presidente insiste que, en septiembre, el sistema de salud de nuestro país será mejor que el de Dinamarca. Los pacientes y sus familiares tienen otros datos. El deterioro de la salud pública ha sido uno de los peores fracasos de este gobierno.
Todos estos retos le tocarán ahora a Sheinbaum. Entiendo que es una mujer preparada y consciente de los retos que se avecinan. No parece vivir en esa burbuja artificial a la que se ha mudado AMLO en su gobierno, y ojalá no lo haga. Tendrá más poder que cualquier presidente desde José López Portillo, esperemos que no lo desperdicie.
Plan C
AMLO contará con esa mayoría calificada que quería en el Congreso para aplicar su plan C en septiembre, su último mes de gobierno. Pero las reformas destruirían a los organismos autónomos y acabarían con la independencia del poder judicial. Serían, además, una pésima herencia para Sheinbaum, que tendría que empezar a trazar su propio camino en octubre.
www.sergiosarmiento.com